JORNADA 25 | ESPANYOL - HUESCA
El Espanyol y el Huesca firmaron un empate en Cornellá en un partido en el que el anfitrión dominó la primera parte con solvencia, con un gol de falta directa de Granero, y el cuadro oscense la segunda, tras empatar justo en la reanudación gracias a Etxeita.
El resultado deja muy frío al cuadro blanquiazul, que había enfocado este tramo del calendario, con dos compromisos seguidos en casa, como una oportunidad para despegar en la tabla. El colista, por su parte, suma a domicilio e insiste en su laboriosa escalada para salir de la zona roja.
El Espanyol fue a por el partido desde el inicio. Las ocasiones más claras las tuvo Borja Iglesias, una asistencia hacia Wu Lei, sin peligro, y un uno contra uno ante Santamaría que finalizó en un tiro desviado.
A los diez minutos, el extremo chino intentó un tiro cruzado, desviado, y repitió, más ajustado, al cuarto de hora. La mayoría de los acercamientos eran del anfitrión, mientras que los del Huesca llegaban tras imprecisiones defensivas.
El primer disparo claro llegó en el 18, un aviso desde fuera del área de Enric Gallego: fácil para Diego López. El encuentro, en estos primeros compases, era perico y el premio se lo llevó Granero.
El primer gol de la noche llegó de falta directa, en el minuto veinte. Desde el vértice izquierdo del área, el centrocampista coló el balón por la escuadra. Un latigazo imposible para el portero que daba alas al Espanyol: los pupilos de Rubi, lejos de encerrarse, siguieron insistiendo.
El chino Wu Lei, cada vez más seguro, integrado y participativo, fue uno de los más activos del ataque blanquiazul junto a Borja Iglesias. De todos modos, el marcador no avanzó más para ningún equipo en esta primera mitad.
El Huesca se acercó con peligro justo antes del descanso, aunque no concretó las ocasiones. De todos modos, los de Francisco agitaron a lo grande el pulso en la reanudación. Juanpi lanzó una falta y Etxeita aprovechó el rechace para empatar con un fortísimo tiro en el minuto 47.
El 1-1 congeló el RCDE Stadium, que confiaba en otro guión después del dominio, hasta entonces, claro de los suyos. Quedaba claro que el relato ya era otro. Chimy Ávila dispuso de otra ocasión diáfana ante Diego López en el 58, aunque le faltó precisión. Los catalanes habían perdido frescura arriba y tenían muchas más dificultades para imponer su ritmo sobre el verde.
El choque no tenía dueño. Aún así, había partido. Se encargó de recordarlo Wu Lei, que respondió a una contra del Huesca examinando los reflejos de Santamaría, que sacó una mano providencial. Ambos conjuntos, con el 'Sí se puede' de fondo de la afición oscense, peleaban por romper las tablas. Un intercambio de golpes poco certeros.
Los dos técnicos movieron el banquillo buscando frescura y soluciones. Cucho tuvo varias oportunidades claras en los minutos finales: el Huesca, con hambre y decisión, insistió más que el Espanyol en el tramo decisivo. Sin embargo, el empate se quedaría en el luminoso.