Mario Vaquerizo
El cantante Mario Vaquerizo presenta fracturas cervicales y una complicación ocular conocida como retinopatía de Purtsche, tal y como ha hecho público su pareja Alaska.
Mario Vaquerizo sigue recuperándose de las lesiones sufridas tras su caída el pasado 19 de octubre durante un festival de música en Cáceres, donde actuaba con su grupo Nancys Rubias. Casi un mes después, el cantante y colaborador televisivo sigue en tratamiento médico y ha tenido que realizar múltiples visitas al hospital.
Alaska, su pareja, ha hablado recientemente sobre su estado de salud en un evento. La cantante ha explicado que Vaquerizo continúa utilizando un collarín debido a fracturas cervicales. "Lo del cuello es tiempo, que suelde. "El collarín será mínimo otros dos meses, seguramente", ha detallado la cantante.
Además de las lesiones cervicales, ha desvelado que Mario enfrenta problemas de visión como consecuencia de la caída, debido a una complicación que se conoce como retinopatía de Purtsche. Alaska ha reconocido que esta situación es más compleja: "Es más lento, más complicado y sin mucha perspectiva de cómo va a ser finalmente". Este problema ha limitado las actividades cotidianas del artista, como leer, ver series o manejar dispositivos electrónicos, aunque continúa adaptándose de forma progresiva.
A pesar de las complicaciones, Alaska ha destacado el apoyo recibido del público y de las personas que no forman parte de su círculo cercano. "Nos ha dado mucha alegría ver que Mario es una persona tan querida", ha expresado, agradeciendo los mensajes de cariño que les han llegado. En cuanto a la recuperación, los médicos han recomendado a Mario que mantenga una rutina activa dentro de sus posibilidades. Según la cantante, el artista ya ha comenzado a caminar para evitar atrofias musculares. "Él irá midiendo hasta dónde puede ir incorporándose a sus trabajos", ha añadido la cantante.
La retinopatía de Purtscher es una enfermedad ocular poco frecuente que provoca pérdida repentina de visión, generalmente asociada a traumas graves o ciertas enfermedades sistémicas. Fue descrita por primera vez en 1910 por el oftalmólogo austriaco Otmar Purtscher, quien observó hemorragias retinianas y exudados algodonosos en un paciente con trauma craneal.
Esta condición se caracteriza por la oclusión de pequeñas arteriolas en la retina, lo que interrumpe la circulación sanguínea y causa isquemia. Entre las causas no traumáticas se incluyen la pancreatitis aguda, lupus eritematoso sistémico y el síndrome de embolia grasa. La fisiopatología sugiere que factores como células adiposas, agregados de plaquetas o sustancias inflamatorias bloquean los vasos sanguíneos, provocando hemorragias y daños en el tejido retiniano.
Los síntomas principales son pérdida repentina de visión, que puede ser unilateral o bilateral. En la exploración oftalmológica, se observan áreas blanquecinas en la retina (exudados algodonosos), hemorragias y, en estudios adicionales como la angiografía con fluoresceína, zonas de falta de perfusión capilar.
El tratamiento se basa en el manejo del trastorno subyacente y medidas de soporte. Aunque no existe una terapia específica, en algunos casos se emplean corticosteroides para reducir la inflamación. La recuperación visual varía, con algunos pacientes logrando una mejora significativa mientras que otros presentan secuelas permanentes. El diagnóstico temprano y la intervención oportuna son fundamentales para optimizar la calidad visual.
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