INICIATIVA INÉDITA

El Louvre busca a los propietarios de 31 cuadros robados por la Alemania nazi

El Museo del Louvre ha habilitado dos salas en las que se exponen 31 cuadros con el objetivo de "facilitar que estas obras puedan encontrar a sus dueños". "Estas pinturas no pertenecen al Louvre, no están en nuestros inventarios", explican desde el museo, que aclaran que las pinturas proceden de la Alemania del III Reich y que fueron expoliadas a sus propietarios.

El Museo del Louvre ha lanzado una inédita iniciativa para corregir el expolio que sufrieron muchas familias durante la II Guerra Mundial: la apertura de dos salas con 31 cuadros sustraídos por la Alemania nazi con las que se busca facilitar la conexión con sus legítimos descendientes.

Dos pequeñas salas situadas en el ala oeste del pabellón Richelieu del Louvre acogen esas pinturas procedentes de la Alemania del III Reich, que se había hecho acopio de ellas expoliando a sus propietarios, la mayoría de ellos judíos.

Piezas que datan del siglo XVI al XX están, por primera vez y de forma permanente, en esos "dos íntimos" espacios situados cerca del grandioso emplazamiento dedicado al maestro Pedro Pablo Rubens, explicó a periodistas Sébastien Allard, director del departamento de pinturas del Louvre. "El objetivo es, por una parte, facilitar que estas obras puedan encontrar a sus dueños. Nuestro objetivo es devolverlas. Y por otro, también se trata de una espacio de memoria, intimista", añadió Allard.

Estas 31 pinturas están incluidas en el lote de 807 que gestiona el museo parisino y que han sido incluidas por el Estado francés en el programa MNR, Museos Nacionales de Recuperación, que comenzó al término de la II Guerra Mundial con la meta de devolver a sus legítimos dueños las obras que robaron los nazis.

"Estas pinturas no pertenecen al Louvre, no están en nuestros inventarios. Están a la espera de encontrar a sus dueños", aclaró el director, quien señaló que hay otras 76 esparcidas en otras zonas del museo, mezcladas entre colecciones de la pinacoteca.

Sobresale la de 'Portrait de Lionne' (siglo XIX), de Théodore Géricault, un retrato de una leona de melancólica mirada que acoge el Louvre desde 1950. De entre la treintena de cuadros MNR, Allard destacó 'La source du Lison', de Théodore Rousseau, un bucólico lienzo a pastel y carboncillo que data del siglo XIX y que perteneció al marchante francés Hector Brame y sus hederemos, que tuvieron que deshacerse de él en 1939, un poco antes del estallido de la guerra.

"Una gran parte son expoliados, que procedían de familias judías, aunque no podemos decir que todos los que están aquí hayan sido expoliados, algunos circularon en el mercado de arte durante la guerra", apuntó el historiador del arte.

Fueron unas 60.000 las obras y objetos recuperados desde Alemania que regresaron a Francia desde el término de la contienda, en 1945, de las que unas 45.000 se devolvieron a sus dueños antes de 1950.

De entre los que no fueron reclamados, una gran parte se vendió y otra, unos 2.000, quedó al cuidado de los museos franceses debido a su interés artístico. Desde 1951 hasta hoy, el programa MNR no ha cejado en su empeño de restaurar las obras a sus legítimos descendientes.

Francia reforzó su acción a partir de 1999 con la creación de la Comisión de Indemnización de las Víctimas de la Expoliación, encargado de indagar la procedencia de las obras para determinar cuáles han sido expoliadas. En estos casi 70 años ya se han devuelto a sus legítimos herederos 112 pinturas, aunque ha habido altibajos en las demandas de restitución, pues entre 1957 y 1994 se devolvieron apenas un puñado. A mediados de los noventa, a partir de la caída del Muro de Berlín y la reunificación alemana, se reactivaron las devoluciones de obras.

Los propietarios son "esencialmente descendientes de personas extranjeras, originarias de la Europa central" que se habían refugiado en Francia después de que los nazis ocupasen sus países, indicó el Ministerio de Cultura.

La última pieza devuelta hace unas semanas, cuando la titular de Cultura, Françoise Nyssen, entregó a un estadounidense nieto de un judío un tríptico atribuido al taller del pintor flamenco Joachim Patinier (siglo XVI) que estuvo en posesión de los nazis.

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