HYGGE, LA FELICIDAD DE LAS PEQUEÑAS COSAS
'Hygge. La felicidad de las cosas', de Meik Wiking, es un sorprendente bestseller editado por Libros Cúpula que no desvela de manera sencilla las claves para alcanzar la felicidad. Para ello. se basa en el hygge, el secreto de los daneses, que son las personas más felices del mundo. A continuación recogemos el 'manifiesto hygge', con diez de las claves que se pueden encontrar en este libro de lectura amena y ejemplos prácticos para conseguir nuestro objetivo en la vida.
No hay receta válida para el hygge si no hay velas. La palabra equivalente a 'aguafiestas' en danés es 'lyseslukker', que literalmente significa 'el que apaga las velas', y no es casualidad. No hay forma más rápida de alcanzar el hygge que encender unas velas o, como se llama en danés, 'levende lys', 'luces vivientes', en castellano. La iluminación no sólo afecta a las velas, y los daneses están obsesionados con la iluminación en general.
Siempre hay un elemento de presencia. El hygge está cargado de una fuerte orientación y compromiso hacia la vivencia y el saboreo del momento presente. Crear momentos hygge es más fácil de conseguir usando ciertos elementos. una cabaña en verano, salir a navegar, ver una puesta de sol bien acompañado o disfrutar de un buen café después de la cena. Disfruta de todo eso en cualquier momento, independientemente del clima. "No hay mal tiempo, hay mala ropa", es un dicho danés para afrontar las inclemencias meteorológicas.
Se trata de saborear el momento y los pequeños placeres de la buena comida y la buena compañía. Cuando alguien te pone una mano en el hombro, te da un beso o te acaricia la mejilla, al instante te sientes tranquilo y feliz. Nuestros cuerpos funcionan así: es algo maravilloso. El tacto libera una neurohormona llamada oxitocina, que nos hace sentir felices y reduce el estrés, el miedo y el dolor.
Compartir. Palabra clave en cualquier relación, pero también en la vida. ¿Cómo? Lo mejor es anteponer el 'nosotros' al 'yo' en todos los sentidos. 'Nosotros' en plural, sin entregarnos en cuerpo y alma a otra persona. Así, compartiendo las tareas y los mejores momentos, la felicidad aumenta exponencialmente. De hecho, los daneses le dan tanta importancia a su familia que si alguien se queda trabajando más tarde de las 17:30, la oficina parece una morgue, y si trabaja el fin de semana, los demás se creen que está loco.
Por encima de todo, disfrutar está unido a la gratitud y no hay que dar nada por sentado. La gratitud es más que un simple "gracias" cuando te dan un regalo. Se trata de tener presente que vives en el ahora, centrarte en el momento y apreciar la vida que llevas, centrarte en todo lo que tienes y no en lo que no tienes.
Disfruta de ti, y aprende a quererte tal y como eres. Acéptate para ser aceptado y da sin necesidad de ser el mejor. La vida no es una competición, es un camino y el modo avanzar es lo importante, sin medirse con los demás. Siempre habrá alguien 'más' y alguien 'menos', la clave es saber aprender a ver y disfrutar lo mejor de cada uno.
La comodidad en casa, pero también fuera de ella, es una clave hygge. En Dinamarca triunfa el estilo y tono informal y a los daneses les gusta moverse en una ambiente desenfadado. Además, su peinado es tan informal que roza la vagancia. En cuanto al hogar, sede social de los felices daneses, suelen invertir mucho dinero en hacer su casa hyggelige y son los que disfrutan de mayor espacio per cápita en toda Europa. ¿Cuál es la actitud para disfrutar de todo ello? Quédate en la cama el domingo bajo el edredón más rato de lo habitual, con un buen libro y un café. O acurrúcate en un sofá bajo una manta con una taza de té o chocolate caliente para ver una película. Desconecta y relájate. Es tu momento.
No siempre hay que hablar de temas controvertidos y vivir rápidamente, abrumados por lo que tenemos que hacer, empujados por la rápida vida que nos rodea. El hygge es humilde y lento. Consiste en preferir lo rústico a lo nuevo, lo sencillo a lo elegante y la atmósfera a la emoción. En muchos sentidos, el hygge podría ser el primo danés que nos enseña a vivir despacio y de forma sencilla.
Estar con otras personas es una parte fundamental del hygge y podría ser el ingrediente más importante de la felicidad. Según el Informe Mundial de la Felicidad de la ONU, "si bien ciertos niveles de vida básicos son esenciales para la felicidad, una vez cubiertos estos, la felicidad varía más según la calidad de las relaciones humanas que según los ingresos". Sin embargo, no olvides el lado más oscuro de este: un paisaje social de estas características no admite fácilmente nuevas amistades. Por ello, permanece con la mente abierta y crea nuevas historias cada día.
El hygge es una actividad íntima relacionada con un ambiente acogedor y algo de compañía, lo que nos lleva a la conclusión de que el cuerpo hará que fluya la oxitocina en estas situaciones. La buena comida, las velas, las chimeneas y las mantas son compañeras constantes del hygge así que, en cierto modo, todo en el hygge es oxitocina. Tal vez no sea coincidencia que todo lo que tiene que ver con el hygge nos haga sentir felices, tranquilos y seguros.