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De marcha por iglesias y garajes clandestinos: la fiesta detrás de las puertas más insospechadas

Si miramos su fachada no levantan sospecha pero al cruzar la puerta... llega la sorpresa. Lo que parecía una iglesia resulta ser un bar de copas, o lo que antes era una cárcel se ha convertido en un cotizado hotel. No se fíen de la fachada... porque sólo es apariencia.

Un antiguo colegio, un pueblo abandonado o una vieja gasolinera… Ninguno de estos lugares podrían ser lo que parecen.

¿Qué cree que puede haber en el interior de una iglesia? Pues una discoteca. Difícil imaginarlo desde fuera. Dentro no se debe guardar silencio y la música no viene de un órgano. Su responsable afirma: "Para nosotros era un lugar especial, único, para poder crear un club social para los amantes de lo inesperado".

Y el público responde: "Yo venía a confesarme y mira lo que me he encontrado. De copas no había estado en una iglesia".

Hay otros lugares camuflados por el mundo, como un hotel en la vieja prisión de Boston, otro en un avión en Suecia o también otro en una iglesia de Bélgica.

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