aún se la recuerda
Hay artistas que aunque mueran nunca se irán de nuestras vidas, y Amy Winehouse, quien este viernes cumpliría 35 años, es una de ellas. El 23 de julio de 2011, cuando tenía 27 años, acababa la vida de la que ha sido una de las artistas más influyentes de los últimos tiempos, y cuya huella permanece imborrable en el barrio londinense de Camden, donde residía.
El éxito comercial la acompañó desde su disco debut, del que vendió más de un millón y medio de copias, y que le sirvió para hacerse con su primera candidatura a los prestigiosos Brit Awards.
El estallido de su fama llegó con su segundo álbum, que no tardó en cosechar un éxito arrollador con más de quince millones de copias vendidas. 'Back to Black' le valió el Brit a la mejor artista y la convirtió en la primera intérprete británica en ganar cinco Grammys.
Cuando murió, en el cenit de su carrera, su autopsia reveló que había bebido cinco veces por encima del límite permitido para conducir, un abuso que vino anticipado por diversas actuaciones desastrosas durante aquél último verano, en las que apenas se podía tener en pie, y la cancelación de su gira europea.
Amy continúa presente en la memoria colectiva de los británicos, hasta el punto de que estuvo nominada, a título póstumo, como mejor artista femenina del año en los Brit, junto con cantantes como Adele, Florence Welch, Jess Glynne y Laura Marling.