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El objetivo a explorar: el polo sur, donde científicos hallaron evidencias de agua congelada. Tras años sin grandes ambiciones a la vista, fue una directiva firmada por Trump a finales de 2017 la que cambió la estrategia de la NASA. La idea original era volver a la Luna en 2028. Ahora el objetivo es hacerlo cuatro años antes.
“El futuro del liderazgo americano en el espacio… vamos a ser líderes de nuevo. Ha pasado mucho tiempo. Han pasado más de 25 años y estamos reiniciando, vamos a liderar de nuevo como nunca lo hemos hecho antes. Somos una nación de pioneros y la próxima gran frontera estadounidense es el espacio”, dijo Trump en 2017.
Para las nuevas misiones a la Luna, la NASA ya comenzó a desarrollar un nuevo cohete, el Sistema de Lanzamiento Espacial, heredero del poderoso Saturno V que impulsó a las misiones Apolo a la Luna. La logística del viaje lunar no ha cambiado mucho en medio siglo, aunque sí habrá un salto innovador: la NASA, junto con empresas privadas, tienen previsto ensamblar una estación espacial en la órbita lunar, un hub que servirá de plataforma para los alunizajes, la construcción de una base lunar y las futuras misiones a Marte. La nueva nave, Orión, viajará desde la Tierra y se acoplará a esa estación, desde donde partirán los astronautas en los nuevos módulos lunares para el alunizaje.