RECLUSAS I PROGRAMA 10

"En la cárcel se vive un día 365 veces"

Laura Gutiérrez, psicóloga de la asociación "Con un pie fuera", nos cuenta cuáles son las secuelas físicas de las presas una vez que están en libertad. "Al salir de la cárcel todos los sentidos se ven alterados", confiesa. Entre las alteraciones que sufren se encuentran el estrechamiento del campo visual, pobreza olfativa o percepción de olores diferentes, así como los mareos en transporte público por la sensación de movimiento y la claustrofobia en espacios cerrados, lo que les rememora su estancia en prisión. Además, las reclusas aseguran que en la cárcel no se vive 365 días al año, sino un día 365 veces, debido a las rutinas intrínsecas.

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