Sandra duerme junto a Culebra | Pipo Fernández
Julia habla con Culebra y Sandra | Pipo Fernández
El mapa de Valleperdido | Pipo Fernández
Chispitas descansando | Pipo Fernández
Culebra y Sandra miran hacía arriba | Pipo Fernández
Sandra, Culebra y Julia con el mapa | Pipo Fernández
Sandra muy pensativa | Pipo Fernández
Julia muy pensativa | Pipo Fernández
Mario habla con Lucas | Pipo Fernández
Mario dialoga con Martín | Pipo Fernández
Lucas con la mirada triste | Pipo Fernández
La ayudante de Madre habla con Martín | Pipo Fernández
Madre habla con Mario | Pipo Fernández
Madre sentada pensando | Pipo Fernández
Lucas abraza a Carlitos | Pipo Fernández
Lucía muy pensativa | Pipo Fernández
Carlitos en El Búho | Pipo Fernández
Mario juega con Carlitos | Pipo Fernández
Rosa Ruano entra en El Búho | Pipo Fernández
Julia, Sandra y Culebra en el bosque | Pipo Fernández
Culebra, Sandra y Julia miran hacia arriba | Pipo Fernández
Michelle utilizando sus poderes | Pipo Fernández

Culebra y Sandra amanecen en el colegio. Han pasado allí la noche después de caer exhaustos fruto de la intensa aventura a vida o muerte que vivieron la tarde antes. Se supone que Julia tenia que haber ido a su encuentro por la noche para buscar con ellos la planta, pero nunca apareció. Sandra no puede ocultar su optimismo, sabe que la planta y, por tanto, la cura, están cada vez más cerca. Pero Culebra no termina de confiar en Julia, no se explica por qué no ha aparecido todavía y su juego de verdades y mentiras le sigue rechinando. Pero Julia aparece, tarde, pero aparece.

Rosa y Antonio amanecen con una noticia terrible: alguien les ha denunciado al Defensor del menor para quitarles la custodia de la pequeña Chelito. La sorpresa es aún más desagradable al descubrir que ha sido Tita, la archirival de Rosa, la que ha pedido la investigación. Una Rosa indignada como pocas veces, decide enfrentarse a Tita en una acaloradísima discusión que acaba de una forma un poco, digamos, repentina.

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