En alguna otra ocasión os he comentado que cada capítulo tarda en grabarse poco más de 10 días. Así que solo quedan 20 días de rodaje para que termine la serie. ¿Y por qué sentimientos encontrados, me pregunto yo? Por una parte les invade la pena. Han sido dos años juntos, grabando todos los días, pasando juntos cumpleaños, navidades, alegrías, penas… Y ahora llega el momento de pensar que todo esto se termina. Pero dejemos las despedidas para la semana que viene.
El protagonista de este capítulo es Mario Castillo, y en su defecto, Antonio Garrido. Ya se vio en el capítulo anterior que la familia corría peligro. Ya descubrieron la verdadera identidad de Martín, Michelle, Madre y demás acólitos y ahora toca enfrentarse a ellos.
Para este capítulo hay un invitado especial: un Mario Castillo de piedra. Mérito absoluto del equipo de arte de la serie. Como veréis en las fotos que acompañan este post, el parecido es impresionante. Todo el mundo en plató aprovecha para jugar con la “estatua” de Mario Castillo. Todos, menos los más pequeños de la serie, que por trama, apenas han coincidido este capítulo con la figura.
Una pena, porque estoy seguro de que Daniel Avilés hubiera hecho alguna de las suyas.
Un momento de descanso. El equipo y algunos actores están sentados en los bancos que hay justo enfrente de las puertas del plató bromeando con la figura de Mario Castillo. Os mando alguna foto para que os echéis unas risas conmigo.
Toca volver a grabar, así que tengo que guardar silencio. Ahora mismo están grabando lo que será el final del capítulo. Hay mucha acción y, a diferencia de casi todas las series familiares… en esta ocasión no ganan los buenos. Pero no os voy a descubrir nada más.