Rocco intenta suicidarse después de la humillación de Vicenzo, ¿lograrán salvarle la vida?

Como una de las ovejas que estaba cuidando tuvo un accidente y estaba agonizando, Rocco decidió cocinarla y comerla. Aunque el joven lo hizo sin maldad y para poder alimentarse, los hombres de Vicenzo la tomaron con él y lo llevaron ante su dueño para que recibiera el castigo pertinente.

El despiadado capataz les ordenó a sus hombres que le dieran una paliza a Rocco y, posteriormente, lo obligaron a entrar a una capilla en la que estaba su familia y gran parte del pueblo, con un cartel que decía: “soy un ladrón”.

Todos los asistentes se quedan perplejos al verlo, mientras Rocco no puede evitar decir entre lágrimas: “yo no soy un ladrón, os lo juro”. El joven sale corriendo de la capilla tras la humillación que acaba de sufrir y su familia va tras él.

Después de buscar a su hijo un buen rato, Carmela se encuentra la peor escena posible: ¡Rocco ha intentado ahorcarse en un gallinero! Por suerte, la granjera llega cuando su hijo todavía tiene pulso, aunque su vida jamás volverá a ser la misma.