Aunque menudo y pequeño, Tirso se esfuerza cada día en demostrar a Sandro que puede dedicarse a otros oficios, pero su padre, reacio a esa opinión, trata de instruirlo en el que, quiera o no, será su trabajo para salir adelante en el poblado.
La paz que se vive en casa de Tirso se rompe cuando Roma ataca al poblado hispano y su madre se suicida retenida por los romanos.