MACROOPERACIÓN EN LOS AÑOS 90 CONTRA LOS NARCOS EN GALICIA
Garzón: "No soy partidario de afirmar que Galicia era una pequeña Sicilia, pero porque no dejamos que fuera así"
Hace casi 30 años, el juez Baltasar Garzón dirigió sobre el terreno la denominada 'operación Nécora' para luchar contra el tráfico de cocaína y hachís en Galicia y que acabó con la detención de Laureano Oubiña, entre otros. Garzón ha deseado a Nacho Carretero un gran "éxito" con la serie Fariña tras el secuestro de su libro, algo que ha calificado de "inútil".
El juez Baltasar Garzón fue el instructor de la 'operación Nécora', una causa contra una de las redes más sonadas que operaban en el tráfico de cocaína y hachís en Galicia y que permitió condenar a gran parte del clan de la droga gallego, entre los que estaban Laureano Oubiña, José Manuel Charlín o Marcial Dorado.
Garzón recuerda que la operación se inició con la declaración de dos arrepentidos Fernández Padín y Ricardo Portabales. "Acumulamos el máximo de indicios con mucho sigilo para que no hubiera filtraciones, y con lo que teníamos, nos lanzamos hacia delante. Creo que, sin lugar a dudas, fue el éxito para concienciar social, política y jurídicamente a quienes estaban en una situación delicada", explica.
"No permitimos que Galicia se convirtiera en una pequela Sicilia"
Asimismo, recuerda como anécdota que la operación se pudo "frustrar", ya que en el avión en el que viajaron a Santiago de Compostela iba el abogado de Sito Miñanco.
Se desplegó una macroperación con 350 policías y más de 100 vehículos que partieron desde Madrid y llevaban consigo 60 órdenes de detención. La operación tenía que hacerse al amanecer porque es cuando menos oposición iban a poner los narcos.
"Lo que se produjo fue algo impresionante, una explosión popular. La gente empezó a salir a las calles", indica Garzón. "Esto fue el principio del fin, las calles fueron retomadas por los ciudadanos, y no como hasta ese momento por las personas dedicadas al tráfico de estupefacientes y actividades ilícitas".
"No soy partidario de afirmar que Galicia era una pequeña Sicilia pero porque no dejamos que fuera así", señala. "Se cambió la historia, no lo dudemos. Se realizó un esfuerzo sostenido a lo largo de más de una década y fueron sucesivas las operaciones contra el blanqueo de dinero".
"No había leyes sobre cómo abordar una investigación de esas características"
¿Fueron suficientemente protegidos los arrepentidos?
Garzón explica que "no existe un mecanismo legal para los llamados 'arrepentidos'". "Nunca se ha querido legislar y las cooperaciones se hicieron a riesgo y ventura de quienes las hacían", subraya. Cuando termina el proceso en instrucción es la sala, y Fiscalía, quienes deben seguir implementando esa seguridad, y seguidamente, el Estado.
"Tenemos una deuda muy importante con aquellas personas que colaboraron y arriesgaron su vida. Obtuvieron beneficios penitenciarios, pero no a cambio de esa desprotección", considera Garzón.
Recuerda que no había leyes sobre cómo abordar una investigación de esas características: "Tuvimos que interpretar la ley al amparo de la legislación internacional, estábamos en pañales". "No teníamos nada, sólo fue esa interpretación de un conjunto de jueces y fiscales de la Audiencia Nacional, y con el apoyo policial y de la sociedad, que fuimos avanzando y se implementaron las leyes".
"En aquella época, políticamente, no se quería aceptar el fenómeno como existente. La primera vez que se habla de crimen organizado en un programa electoral fue en el PSOE en 1993. Se negaba la evidencia pero socialmente se sufrían las consecuencias", añade.
Garzón considera "inútil" el secuestro de Fariña
No comparte el secuestro del libro 'Fariña'
Garzón ha deseado que Nacho Carretero "tenga el éxito que merece en esta serie". Considera que "tenemos que explicar y contar, y no ocultar; la historia está ahí y existió".
Dice que no comparte el criterio de secuestrar el libro de 'Fariña'. "Si hay algún elemento no ajustado a la realidad, que creo que se corrigió posteriormente, no justifica el secuestro de toda una obra. Hay mecanismos de protección del honor y de la propia imagen, pero no hasta el extremo de secuestrar una obra que tiene muchos más matices, protagonistas, etc, y que priva a quienes quieren acercarse a ella de esa posibilidad, a parte de lo inútil de ese secuestro".