Puente Viejo celebra por todo lo alto la doble boda de Severo y Candela y Sol y Lucas

El día de la ceremonia despierta con un sol radiante. Sin embargo, mientras la Quinta es un hervidero con todos preparándose a la vez, Francisca Montenegro se afila las uñas en la Casona, con la seguridad de que la mayor sorpresa de la boda va a ser la que ella tiene preparada.

Sin embargo, consciente de que la Montenegro intentará impedir la ceremonia a toda costa, Severo pone en marcha una maniobra, que consigue despistarla. Así, el enlace se celebra con éxito en el campo, en uno de los rincones más románticos del jardín de Miel Amarga, donde los hermanos Santacruz van a comprometerse a compartir sus vidas con Lucas y Candela.

Los vecinos de Puente Viejo, entre otros invitados, son testigos de esta boda de ensueño. Asisten, emocionados, al momento en que se dan el sí quiero cuando don Anselmo hace las preguntas pertinentes. Los novios se dan el primer beso (doble) de casados mientras Francisca ya está segura de que la han engañado.

Si la ceremonia es un éxito, la fiesta posterior lo es aún más. La Quinta está engalanada como nunca para recibir a los asistentes con un elegantísimo cóctel. Todos levantan sus copas para brindar por las felices parejas y los buenos deseos y las felicitaciones se suceden.

El amor triunfa por partida doble en Puente Viejo y comienza así la feliz vida en común de las parejas, que atravesarán una de sus etapas más dulces.

En Los Manantiales, Camila quiere implicar a Beatriz en la inauguración de la tienda mientras Hernando intenta, a su manera, un acercamiento con la joven Beatriz.