Como famosa escritora de poesía, Doña Patrocinio ha descubierto que Onésimoha leído alguna de sus obras. Él, sin poder creerse que se trata de la madre de Tiburcio, se atreve a recitar uno de los versos de sus obras. Patrocinio vive con gran emoción ese momento en el que, un futuro familiar de ella, reconoce su trabajo como escritora.