Llega el momento del entierro de Ana y Julieta sigue sin afrontar su pérdida. Los habitantes de Puente Viejo se unen como nunca para este evento. Entre ellos están Prudencio y Mauricio intentando disimular su culpa y Francisca Montenegro, que sigue tan fría como siempre. Consuelo, destrozada, pide por favor a Saúl que encuentre a Julieta y el hermano Ortega se dispone a ir en su búsqueda nada más terminar el funeral.