A los Santacruz les coge por sorpresa la llegada de un grupo de fanáticos extremistas que, alentados por lo que el calumnioso artículo dictaba sobre Severo y Lucas, proclaman justicia. La lucha abierta con los Santacruz iniciada por Francisca no cesa, y por eso, al enterarse de la adopción de Marcos decide dar una generosa donación al grupo de fanáticos a cambio de que los amenacen.