Graciano Larraz es un hombre maduro, curtido por el trabajo al aire libre. Su actitud es respetuosa pero no servil, es tranquilo y cabal. Su tono de voz y su firmeza a la hora de explicarse denotan que ha vivido mucho y que no es de los que se impresionan ni se asustan con facilidad. Llega a Puente Viejo de la mano de Saúl como el capataz de la cuadrilla para trabajar en las tierras de Francisca Montenegro y se convertirá, junto con Mauricio y Saúl, en el guardián de los dominios de la doña, que defenderá a capa y espada.