¿Podrías resumir en una frase todo lo que ha supuesto para ti “El Internado”? Es una locura, una buena locura. El balance ha sido positivo. Lo único negativo que puedo sacar de todo esto es la poca intimidad que tengo ahora en la calle, pero todo lo demás es positivo. Todo lo que he aprendido dentro de la serie... Ha sido mi escuela porque en realidad yo no he estudiado en ninguna. Ha sido mi mejor escaparate y donde he conocido gente maravillosa. ‘El Internado’ ha durado 4 años, yo llevo 4 años y medio como actor así que imagínate, le debo casi mi carrera. "El Internado ha sido mi escuela, mi mejor escaparate" ¿Te gusta como ha ido evolucionando tu personaje? Sí, de cómo empezó en la primera temporada a cómo está ahora... la verdad es que ha cogido bastante más peso. El personaje ha ido creciendo y estoy encantado de que hayan confiado en mí y de que me hayan puesto esas tramas tan complejas. ¿Qué es lo que más te gusta de Iván? Su pose tranquila aunque por dentro esté nervioso. Pero esa pose me produce tranquilidad. ¿Es la intriga la clave del éxito en la serie? Sí, aunque los líos amorosos también le gustan a la gente. Lo que tiene “El Internado” es que es una serie bastante completa: desde las niñas hasta los mayores hay tramas de comedia, drama... es súper completa a nivel de tramas. Además, cuando arrancó ‘El Internado’ era una serie original, no había ninguna así. Ha sido como un punto y aparte dentro de la televisión. Después de ‘El Internado’ salió ‘Águila Roja’, ‘Los protegidos’... como ‘El Internado’ funcionó, dijeron: “vamos a poner más series así”. Y es que tienen un resultado maravilloso. ¿Se van a resolver todas las incógnitas? Seguro que alguna se les escapa (risas). ¿El capítulo final va a dejar satisfecho al público? No sé, es tanto tiempo el que ha durado la serie, casi cuatro años, que conseguir dejar satisfecho al público en el último capítulo, con todo lo que ha pasado, es complicado. Lo van a tener difícil, pero yo creo que sí. Los guionistas, que son unos máquinas, seguro que lo resuelven bien. ¿El rodaje de esta temporada está siendo diferente al saber que es la última? No, porque todavía hasta agosto queda tiempo. No es mucho porque el tiempo pasa volando, pero estás concentrado en tu trabajo y eso se piensa cuando llegas casa. ¿Te da vértigo abandonar una serie en la que has estado tanto tiempo y afrontar un nuevo futuro en la interpretación? Me da morbo el pensar qué pasará. Esa incertidumbre de qué voy a hacer con mi vida, qué pasará, lo haré bien... te mantiene despierto, en alerta y te produce ese morbillo, que a veces tiende al miedo. Pero si sabes que mañana vas a hacer lo mismo y otra vez igual, como cuando estaba en la fábrica que era un día tras otro, tras otro, siempre igual. Aunque sólo estuve un verano para sacar dinero, pero con tres meses no me hace falta saber más. ¿La serie no permite a los actores acomodarse y adaptar un rol? No, porque al final te meten en una trama, en otra... y tienes que pensar: “me pasaba esto y ahora esto otro, más esto...” Y se te juntan tantas cosas que te preguntas “¿a qué me agarro? ¿cuál es el camino?”. Y ahí es donde tiene que haber un buen equipo con los directores y con los actores para tener todos claro por dónde hay que ir, porque te puedes perder. Hay tanta trama y tanto jaleo que hay que tener todo claro para poder ir por el camino correcto. Aunque nadie lo sabe exactamente, se va haciendo un poco sobre la marcha. ¿Cabe la posibilidad de que hubieses una segunda parte de “El Internado”? No. ¿Te apetece emprender una nueva etapa, al margen de esta serie? Sí. Yo ya me he hecho a la idea de que esto se acaba, aunque no soy todavía consciente porque como seguimos trabajando todos los días... Pero el día que de repente se pare... no sé. Me apetece hacer otras cosas también: cine, teatro, proyectos que me llenen, personajes que me llenen... ¿Te da igual el soporte: tele, cine...? Hombre, ahora mismo teniendo cine como tengo, prefiero hacer cine. Aunque todo va sobre la marcha, según lo que te vayan ofreciendo, según vayan saliendo las cosas, el trabajo que tengas... pues tomas decisiones. Pero después de hacer “El Internado” volver a otra serie que no tenga esa calidad, pues no porque sería ir hacia atrás. Y, además, como hemos estado mucho tiempo en televisión yo creo que no sería bueno de repente acabar y hacer otra serie. La gente se cansa de verte y, si ya has hecho una cosa buena y se han quedado contentos con tu trabajo, pues lo siguiente es sorprender y algo diferente. ¿Cómo te recuerdas en tu primer día en “El Internado”? Como un saco de nervios. Nervioso, acojonado, pensando “donde me estoy metiendo...”. Al final me tiré a la piscina y me ha salido bien (risas). ¿En qué has cambiado desde la primera temporada? He crecido como actor, me ha dado un montón de tablas. Te ponen metas y tienes que ir llegando. A veces las alcanzas sin darte cuenta porque son tantas las cosas de las que tienes que estar pendiente que muchas se te olvidan por el camino. Y esto lo que hace es que a la hora de hacer una película, como va mucho más despacio, estás preparado para lo que te echen. En la televisión todo va muy deprisa. ¿Vas a añorar algún aspecto concreto de “El Internado”? Sí. Todas las mañanas, cuando montaba en el coche y veía el amanecer. Charlar con los conductores, llegar allí, estar con toda la gente y hacer este personaje. Al final yo, la verdad, lo he pasado genial. Me da mucha pena. ¿El teatro es uno de tus próximos objetivos? Sí, pero ahora mismo no. Todavía tengo proyectos de cine que quiero hacer. Pero cuando acabe esos proyectos sí me gustaría hacer teatro. Con tiempo porque como nunca me he subido a un escenario, en realidad no tengo experiencia suficiente. No sé, en teatro actúas desde los pies hasta la cabeza y de seguido, sin cortes. Entonces, el día que lo haga quiero tener todo el tiempo para dedicarlo única y exclusivamente al teatro. Y como ahora voy a hacer cine, aunque me han ofrecido teatro, no quiero compaginarlo. Con cada cosa que haga, quiero quedarme tranquilo, dejarme el alma y luchar al 100%, y si sale bien o mal, pues bueno... por lo menos quedarme tranquilo de que me he esforzado lo máximo posible. [[IMG:20100508-IMAGE-00020-false ¿Te vas a llevar algún recuerdo? El uniforme, por supuesto, el jersey azul... Me lo voy a llevar todo. Todo lo que me den me lo llevo. Sí, sí. ¿Qué proyectos de cine tienes? Ahora mismo estoy en la película “Alfa”. Es una película en 3D, dirigida por el director catalán Joan Cutrina. En principio irá en enero. Mi papel sería el protagonista y es la que me quiero preparar, tanto intelectual cómo físicamente, me tengo que poner más fuerte. Mi personaje es bastante complejo, le han pasado muchas cosas. Es un trabajo interesante pero difícil, claro. Y un reto, no sé si estaré a la altura del proyecto. Me da un poco de vértigo. Me pego una llorera antes pensando “¿estaré a la altura?”. Luego ya me relajo y digo: “venga, ya”. Pero necesito la llorera porque me entra una presión... Cuando empiezas en un nuevo proyecto estás diciendo que sí a una cosa que no conoces. Si no hubieras sido Iván en “El Internado ¿qué otro personaje te hubiese gustado ser? Fermín. O bueno, también Marcos, a mi manera, pero sí. Marcos tiene unas tramas muy buenas. Y Fermín, bueno ¿qué ha conseguido Fermín en toda esta historia, en realidad? Ahora ya han muerto los nazis y no ha sido gracias a Fermín. Ha sido por nosotros y, en realidad, de todo lo que ha pasado hasta ahora, Fermín no ha resuelto nada. Y es maravilloso porque a todo el mundo le encanta Fermín cuando el personaje no hace nada. Pero el tío es tan bueno que te lo crees (risas). Todos ‘Fermín, Fermín...’ pero ¿qué ha hecho Fermín? Lo que pasa es que Raúl es un gran actor y lo hace que te cagas y lo que gusta es él más que el personaje. ¿A qué actor español admiras? Pues, no sé, los hay tan grandes que ahora no sé decirte. Por ejemplo, Jordi Moyá me parece un genio. Juan Diego también es brutal. Luis Tosar es genial, ha hecho mogollón de cosas y es súper camaleónico. ¿Se te ha pasado por la cabeza saltar a EE.UU. u a otras producciones europeas fuera de España? Sí, lo tengo en mente, pero lo que no tengo es el inglés. Hay posibilidades ahí, tengo mis contactos, pero me hace falta el idioma.