El Estrella Polar está a punto de chocar con el submarino que lleva meses siguiéndoles. Al menos eso creen porque la bruma no les deja distinguir qué es lo que se acerca hacia ellos a toda velocidad. En el último minuto, antes de lo que parece una colisión inminente, escuchan la voz de Ainhoa. Les explicará que Ulises abandonó el barco hace dos días. Decidió ir a investigar la luz que habían divisado pero hace horas que ha perdido el contacto con él por walky.
Pero Ainhoa no está sola, tiene un prisionero: un hombre chino que encontraron a bordo del barco ruso. Cuando vio la luz enloqueció y trató de impedir que Ulises se fuera, por eso tuvieron que encerrarle. El prisionero parece saber qué se esconde detrás de la luz, el problema es que nadie entiende ni una palabra de lo que dice.
Con todo el barullo, a Piti se le ha disparado la pistola y le ha dado a Ramiro en la pierna. No es nada serio, pero Piti no puede con los remordimientos. Está convencido de que todo ha ocurrido porque él es el más tonto del barco, así que decide confesar su gran verdad: nunca pidió la beca del Estrella Polar. Animados por su confesión todos sus compañeros reconocerán que ellos tampoco pidieron la beca ¿por qué acabaron entonces todos ellos embarcados en el buque escuela?
Mientras hace guardia, Gamboa ve dos motos acuáticas acercándose al barco. Sus conductores, absolutamente cubiertos, no han querido identificarse. Sólo se han acercado sigilosamente y han hecho fotos del Estrella Polar. Tanto Gamboa como el capitán tienen claro que deben estar atentos y preparados para defenderse de un ataque inminente. Harán turnos de vigilancia.
Además, Ulises reaparece en una misteriosa habitación rodeado de nuevos y peligrosos personajes. ¿Le han hecho daño? ¿Quién es esa gente? ¿Se podrá reunir con el resto de sus compañeros?