Los tripulantes del Estrella Polar se encontrarán con un inesperado compañero de viaje: un polizón que descubren escondido en el barco. Asustado y malherido Cristóbal confiesa que lleva huyendo desde que se produjo el cataclismo. La doctora tendrá que atender rápidamente las heridas del joven, que presenta un pésimo estado de salud. ¿De qué o quién escapa Cristobal? ¿qué le produce tanto miedo como para arriesgar su salud y poner en peligro su propia vida?
Lo que no puede ninguno imaginar es que no sólo es Cristóbal el que lucha por su supervivencia, todos corren peligro. Ulises descubre que alguien ha manipulado los cables de la sala de máquinas, uniéndolos a cartuchos de dinamita. A los pocos minutos, De la Cuadra comprueba que también han boicoteado el puente de mando. Han dejado fijo el rumbo del timón y han escrito un mensaje claro con cinta aislante: “no mover, peligro”. Si alguien toca el timón o intenta cambiar de rumbo de alguna manera, el barco saltará por los aires.
Mientras tanto, Ramiro también está luchando por sobrevivir. Gamboa piensa que le ha traicionado al construir, sin consultarle, una baliza de seguimiento para anillársela al pato. No piensa consentir las insubordinaciones y sabe cómo evitar que vuelvan a producirse: matando a Ramiro, que tras una paliza mortal se irá desangrando internamente, sin dejar marcas. Moribundo e indefenso, Ramiro convence a Gamboa para que le de una nueva oportunidad, todavía puede desactivar el mecanismo de rastreo. Tiene 8 horas para cumplir su promesa.
Piti, ajeno al peligro real que corren, está obsesionado con los extraños ruidos que se escuchan en el barco y que no le dejan conciliar el sueño. Sigilosas pisadas, el sonido de algo pesado que se desliza por el suelo y un desagradable eco metálico que, para él, sólo pueden indicar que una presencia fantasmal ronda los pasillos del Estrella Polar. Piti decide seguir la pista de esos sonidos con la ayuda de Valeria, que desaparece misteriosamente durante el transcurso de la investigación.
A punto de saltar por los aires y con un nuevo tripulante, el Estrella Polar celebra que hace dos meses que zarpó de puerto. Tal día como este estaba previsto que terminara la misión científica y educativa que tenían encomendada y todos ellos podrían regresar a sus casas, con sus familias y seres queridos. Ahora, todos sus tripulantes se conforman con sobrevivir un día más y comprobar que nuevo misterio les depara el mañana.