Fabián y Virginia

Los polos opuestos se atraen, aunque necesiten algo de tiempo: ¿cómo se despedirán Fabián y Virginia de la Plaza de los Frutos?

Fabián y Virginia han vivido en constante tensión, de sentimientos encontrados y no correspondidos en el tiempo, pero están destinados a estar juntos. Recordamos su paso por la Plaza de los Frutos, donde en más de una ocasión han saltado chispas.

Desde que se conocieran en el ‘Laida’, entre estos dos jóvenes había cruces de miradas llenas de intención. Virginia, una chica dulce que vivió toda su vida en un convento, y Fabián, un chico que huyó de su pesadilla y vivió en la calle, se encontraban en el obrador de Maica para forjar una bonita relación.

Virginia se dio cuenta rápidamente que ser monja no era una opción: tenía sentimientos por Fabián. La joven se llena de valor e ilusión, y se declara ante su compañero, pero no era correspondida.

Sor Merengue se hace a la idea de que entre ellos solo hay amistad, pero Fabián poco a poco empieza a comprender que sí siente algo por esa chica tan dulce, aunque no es capaz de expresarlo.

En un momento de intimidad, y después de sufrir un trauma por una amenaza de muerte, están a punto de besarse por primera vez, incapaces de reprimir las ganas que tienen, pero se ven interrumpidos justo cuando sus labios iban a tocarse.

Después de este tierno momento, Fabián rehúye de hablar de amor y sentimientos, y se aleja de Virginia. No le dan importancia a lo que casi sucede y siguen con sus vidas.

Gorka prepara una obra de teatro y Fabián se ve obligado a actuar para suplir a Piru, que ha desaparecido. ¿El resultado? Fabián y Virginia se funden en un apasionado beso, fuera de guion, que deja en shock tanto a ellos como al público, que los recibe con un sonoro aplauso.

Aunque, otra vez, el joven vuelve a rechazar sus sentimientos y le dice a Virginia que ese beso no significó nada. Desde entonces, Sor Merengue y Fabián dejan de lado el sentimentalismo para ser amigos y compañeros de trabajo.

La vida de Virginia da un giro radical cuando se vuelve rica, gracias a una cuantiosa herencia de una monja de su convento, y la chica comienza a malgastar el dinero, lo que provoca el desconcierto y la preocupación de Fabián.

Además, Sor Merengue conoce a un chico gracias a su condición de rica, pero no se da cuenta que le está utilizando. Fabián intenta que abra los ojos, pero tras darse cuenta de la realidad, el joven le hace ver que no necesita tantos lujos para captar la atención de los chicos. ¿Comienza Fabián a destapar sus sentimientos?

Desde entonces, el joven está convencido de lanzarse a Virginia, pero sus intentos no salen como él espera. Fabián declara su amor, pero Sor Merengue malinterpreta su apoyo como el de un amigo.

Más adelante, lo intenta de una manera bastante original: usando muñequitos para escenificar una declaración. ¡Y Virginia no le sigue el juego! Sor Merengue no se da cuenta de que su amigo estaba abriendo su corazón.

Fabián sufrirá otro revés, y es que Virginia, además de no percatarse que él esta locamente enamorado de ella, se apunta a una agencia matrimonial para conocer el amor. Fabián sigue de cerca sus citas, midiendo cada paso que da Sor Merengue.

El joven tiene un plan para encandilar una vez más a su compañera: se hará pasar por una de sus citas en la fiesta de despedida de Gorka. Pero Fabián no tiene la oportunidad… ¡una bomba estalla en el local! Virginia está cerca de perder la vida, pero Gorka y Fabián evitan la catástrofe.

Tras el miedo a perderla, Fabián agarra al toro por los cuernos y se declara a Virginia, sin rodeos ni muñequitos. Sor Merengue, que aún está algo afectada por el atentado y los medicamentos, se queda sin palabras, y Fabián huye ante un hipotético rechazo.

Virginia no sabe lo que siente por él, ese amor se esfumó tras tantas espantadas de Fabián. Pero Sor Merengue pone en práctica el “método Benigna” para descubrir de verdad qué siente: ¡agarra a Fabián y le besa!

Los jóvenes no se guardan nada y aplacan las ganas que se tenían. Se establecen como una pareja y lo celebran junto a sus amigos.

Fabián tiene en mente abandonar Madrid, y Virginia le acompañará hasta el fin del mundo si hace falta. Porque los polos opuestos se atraen, y estos dos chicos han aguantado contra viento y marea hasta estar juntos, uno al lado del otro, donde estaban destinados a estar.