Ignacio sospecha que Justo está enamorado de Silvia y no duda en preguntárselo. Quintero lo niega todo. En ese momento, entra Silvia en la oficina y la cara de Justo cambia por completo. Mientras, Benigna y Silvia descubren su gran talento para el arte moderno: deciden pintar un cuadro en el despacho, ¡Cómo dejan la oficina!