El pequeño Bruno aprovechó la idea que le dio Ginéspara escribir una carta al director del periódico y así, con suerte, que su padrela pudiera leer en la cárcel. Jaime ha sido el encargado en enseñársela a su padre que no cabía en si mismo de orgullo. Sin duda, el aliento de fuerza y ánimo que necesitaba Félix.