Morgane se topa con el lado más duro de su profesión, ¿dejaría a un inocente pudrirse entre rejas?

Morgane y Adam se enfrentan a su cuarto caso juntos: el de Fanny, una veterinaria asesinada. Todo apuntaba a un caso de celos, el de Fanny y Camille, dos amigas que terminaron enamorándose. Paul Dués, el marido de Camille se declaraba culpable del asesinato.

Una confesión demasiado repentina que hizo desconfiar a Karadec y Alvaro.

La pareja de policías siguió investigando por su cuenta hasta que Morgane dio con la clave, había un hombre muy importante en la vida de Fanny que fue descubierto por Maël, el hijo de Camille y Paul:

Fanny solo quería acercarse a la familia Dués porque el hijo del matrimonio, Maël, era realmente suyo. Maél era hijo biológico de ella y de Loïc Ballant.

Fanny tuvo que dar al niño en adopción porque sus padres la obligaron y Loïc acabó en prisión. La veterinaria dio con el paradero de la familia que le había adoptado y logró meterse de lleno en el matrimonio, hasta el punto de casi romperlo.

Tras varios indicios y pistas contrastadas, Adam y Morgane presionaban a Camille. La mujer terminaba confesando su crimen. A Morgane se le encoje el corazón al descubrir que Paul se había declarado culpable de asesinato solamente por salvar a su mujer de ir a la cárcel.

Adam repara en el lado más sensible de Morgane aprovechando para darle la bienvenida al mundo de la policía.