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Habla Pablo de Rojas, el falso obispo de las monjas okupas de Belorado: "Me iré cuando lo crea oportuno"
Después de haber sido expulsadas de la Iglesia católica, las clarisas de Burgos podrían ser también excomulgadas y expulsadas del convento, aunque ellas mantienen que no se van a mover porque consideran que es de su propiedad. El Vaticano, además, ha dado un golpe en la mesa. Hemos hablado en exclusiva con el falso obispo que lidera la rebelión.
Tras ser expulsadas de la iglesia católica, las monjas clarisas de Belorado (Burgos) podrían ser también expulsadas del convento, algo que podría suceder en cualquier momento. Ellas, sin embargo, aseguran que no se van a mover porque es de su propiedad.
En Y ahora Sonsoles hemos hablado en exclusiva con Pablo de Rojas, el falso obispo que está liderando la rebelión de estas monjas. "Me iré cuando lo crea oportuno, no cuando lo diga el obispo", ha asegurado, además de que tendrá que ser con una orden judicial.
Él sigue atrincherado dentro del convento junto con las 15 clarisas y el portavoz. Ha dejado claro que el señor Iceta, obispo, puede desear lo que quiera pero otra cosa es que se haga realidad. "Conmigo no tiene que dialogar, es con las hermanas si quisieran", ha dicho.
Sin embargo, ha asegurado, las clarisas no quieren tener ningún contacto con él. Además, ha explicado que las hermanas han puesto una denuncia que está ya en el juzgado y que todo se ha paralizado hasta que el juez dictamine.
El tiempo juega en su contra, ya que el obispado les ha dado un ultimátum: "Se prohibirá expresamente el acceso y convivencia en los monasterios y recintos", han anunciado.
Para ellas, no obstante, su verdad es que el convento de Belorado es suyo, motivo por el que querían venderlo, y ahora no piensan moverse de él. Y no solo eso, sino que han denunciado al obispado de Burgos de abuso de poder.
Una guerra abierta entre las monjas y el obispado en la que El Vaticano ha dado un golpe en la mesa y se requerirá a cada una de ellas que exprese su voluntad o no de seguir perteneciendo a la Iglesia católica.
Las oportunidades, eso sí, se les van acabando porque, si persisten en su ruptura, serán excomulgadas y expulsadas de la vida consagrada, por lo que no podrán vivir en ninguna propiedad de la institución.