Nos lo cuenta

Geli, orgullosa de compartir piso a los 58: "Me da libertad de hacer cosas que no podía hacer viviendo sola"

Compartir piso a los 58 años no fue una renuncia, sino la decisión que le permitió volver a vivir con libertad. Hoy, nos cuenta cómo llegó a tomar este camino, del que se siente muy orgullosa.

Geli, tiene 58 años y vive en Madrid compartiendo piso desde hace nueve años. Tras más de cuatro décadas en hostelería, un divorcio y alquileres imposibles, esta fue la única forma realista de mantener calidad de vida.

Convive con personas más jóvenes que sus hijos, entre ellas Luisa, de 35 años, pagando unos 450 euros al mes. Lejos de ser un problema, la relación se ha convertido en una familia elegida que le permite ahorrar, viajar y disfrutar de sus nietos.

Hoy, Geli reivindica vivir como quiere y romper con el edadismo: no piensa comprar una casa, no quiere hipotecas ni dar explicaciones. Compartir piso, asegura, no es un fracaso, sino la libertad que le ha devuelto el control de su vida.