No aceptan el trato

Sin dormir y con miedo por culpa de sus inquilinos okupas: "Dicen que no pueden pagar pero no trabajan"

Primi y Asun están jubilados y cuando se cambiaron de casa decidieron poner la antigua en alquiler. Sin embargo, los inquilinos dejaron de pagar poco antes del comienzo de la pandemia y, a pesar de que han intentado negociar con ellos, se han negado.

Primi y Asun, un matrimonio de más de 70 años de un pueblo de Navarra, están viviendo una auténtica pesadilla. Sus inquilinos llevan tres años sin pagar el alquiler y ha llegado un punto en que no pueden dormir y tienen mucho miedo, incluso les dan ataques de ansiedad.

Cuando decidieron cambiarse de vivienda, el matrimonio alquiló la antigua vivienda y unos meses antes de que comenzase la pandemia los inquilinos dejaron de pagar y ya llevan tres años.

“Hemos denunciado pero como son vulnerables no los podíamos echar"

La hija de las víctimas

Es una situación difícil para ellos porque, además de hacerse cargo de todos los gastos sin poder disfrutar de la casa, Primi y Asun están jubilados y lo que esperaban era estar tranquilos después de toda una vida trabajando. Sin embargo, sufren las amenazas y ataques de los okupas que incluso les han tirado petardos a su jardín y a su coche.

La casa okupada está justo enfrente de donde viven actualmente, y se los encuentran con frecuencia y todo parece normal. Sin embargo, tienen una deuda de más de 20 mil euros.

Y no solo eso, porque la okupa incluso le mandó un mensaje en Nochebuena asegurando que había unos muebles que no querían y que se los dejarían en la puerta de su casa. "Es inaguantable", ha dicho.

Aunque el caso ya está en manos de la justicia, todo va demasiado lento y ya se ha demorado tres años, pues pusieron la denuncia apenas unos meses después de que dejaran de pagar por primera vez.

El matrimonio ha intentado incluso negociar con ellos, y les ha ofrecido perdonarles la deuda a cambio de que se vayan, pero no aceptan porque aseguran no tener a donde ir. "Dicen que no pueden, pero tampoco trabajan", ha asegurado la arrendataria.

¿Qué dicen los okupas?

Aseguran que no tienen donde ir y por eso siguen en esa casa viviendo. Además, ha dicho que no se va porque desde Servicios Sociales le han dicho que lo primero son sus hijas, que ellas tengan para comer y un lugar en el que vivir.