Han confesado el crimen

Conmoción por el asesinato de dos menores a su madre: "Nadie sabe qué hay dentro del corazón de cada uno"

El cuerpo de Silvia fue hallado maniatado y con una bolsa de basura en la cabeza dentro de su coche, que estaba estrellado dentro del garaje. Sus hijos, de 13 y 15 años, estaban desaparecidos cuando se produjo el hallazgo, pero fueron encontrados horas más tarde en un parque. Automáticamente confesaron el crimen.

El cuerpo de Silvia apareció en Castro Urdiales (Cantabria) en el asiento trasero de su vehículo, maniatada y con una bolsa de basura en la cabeza. El coche estaba estrellado en el garaje y sus dos hijos de 13 y 15 años, desaparecidos.

La Guardia Civil está peinando uno a uno los contenedores de la ciudad en busca del arma con la que la asesinaron, ya que todo apunta a que murió de una puñalada en el cuello.

Fue alrededor de las dos de la madrugada cuando los dos menores alertaron a su abuela de que los habían secuestrado, y cinco horas después, aparecieron en un parque a 13 minutos andando de su casa. Automáticamente, confesaron el crimen de su madre.

El matrimonio les adoptó hace una década en Rusia. Entonces, Silvia tenía 48 años, era catequista, era una familia muy vinculada a la iglesia.

En la localidad, nadie se podía imaginar que los menores pudieran actuar de manera tan violenta, y fuentes de la investigación señalan a que fue el hijo mayor quien cometió presuntamente el crimen. Su hermano lo habría presenciado todo, pero por su edad es inimputable.

Fátima, catequista de uno de los menores, ha asegurado que están consternados porque no entiende qué ha podido pasar. Ella conocía bien a los cuatro, que, ha contado, hacían siempre vida en familia. "No se veía nada extraño, era una familia muy participativa", ha dicho.

En cuanto al hijo mayor de Silvia, ha explicado que era un buen niño. "Nadie sabe qué hay dentro del corazón de cada uno", ha dejado claro, eso sí.

El entorno ha confesado que los menores estaban sobreprotegidos por sus padres y que lo único que les dejaban hacer era ir a misa los domingos, algo que ha desmentido Fátima, que ha asegurado que llevaban una vida normal.

Fátima vio a Silvia por última vez el pasado viernes y todo estaba como siempre. "Estaba feliz", ha asegurado.