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El asesino confeso del crimen de Morata de Tajuña apaleó a Amelia y acuchilló posteriormente a sus hermanos

La investigación acerca de qué le ocurrió a Ángela, Amelia y Pepe, los tres hermanos que han aparecido muertos en su domicilio, continua y ahora los investigadores barajan la posibilidad de que el asesino contase con un cómplice que lo trasladó desde Arganda del Rey, donde residía, hasta la localidad donde estaban las víctimas.

El asesino confeso del triple crimen de Morata de Tajuña (Madrid) pudo haber contado con un cómplice que le ayudase a matar a Ángela, Amelia y Pepe por, supuestamente, haberle arruinado, según dijo él mismo en su declaración.

Esta es una de las hipótesis que se barajan. 'El Negro', como era conocido, residía en Arganda del Rey (Madrid) con cinco compañeros y se sospecha que uno de ellos podría haberle llevado a Morata a cometer el crimen, ya que él no tenía vehículo.

Al parecer, entró en la casa de los hermanos con una llave que conservaba de cuando había vivido allí. Una vez llegó, se encaró con Amelia, a quien le reclamó la deuda, y la golpeó violentamente hasta matarla. Posteriormente apuñaló a sus hermanos. Los cuerpos aparecieron parcialmente calcinados.

'El Negro' era conocido en la localidad por haber regentado un locutorio, y los vecinos lo han calificado como una persona violenta y adicto al hachís.

Amelia y Ángela habrían conocido a su asesino en su local cuando le pidieron 30.000 euros con la promesa de devolverle 60.000 por los intereses debido a que estaban siendo víctimas de una estafa del amor.

'El Negro' vendió su negocio para poder dárselo y, en su declaración, aunque confiesa que estaba arruinado, también hay contradicciones. "No las amenacé en ningún momento", ha dicho.

¿Dónde están los estafadores del amor?

Los estafadores del amor llegan a la vida de sus víctimas a través de internet, como le ocurrió a Alicia, que nos ha contado su historia en directo.

Sin embargo, actúan a miles de kilómetros de distancia. Concretamente África es el epicentro de estas estafas. En 'Y ahora Sonsoles' conseguimos ponernos en contacto con uno de ellos, que trabajaba encerrado en una casa y formaba parte de una mafia nigeriana.

A lo largo de los años, los estafadores se han ido profesionalizando. Por un lado, utilizan técnicas de persuasión típicas del marketing comercial telefónico y, además, se han especializado en comunicación no verbal y las fotos y vídeos que envían son cada vez más creíbles.