Día Internacional de la Mujer

Recordamos a Ana Orantes, símbolo de lucha contra la violencia machista: "Mi madre luchó contra todo un sistema"

En el Día Internacional de la Mujer, hemos recordado a Ana Orantes, un símbolo de lucha y una mujer que lanzó un grito de libertad y encontró la muerte. Tenía 60 años y fue asesinada por su exmarido, José Parejo, después de relatar en televisión el infierno que sufrió durante 40 años.

Ana Orantes fue la mujer que rompió el silencio y dio un paso al frente al denunciar en televisión el maltrato que sufrió por parte de su exmarido, José Parejo. Su testimonio dejó sin respiración a toda España.

Ella fue quien destapó la lacra del machismo y, 13 días después de sus declaraciones, su exmarido la asesinó tras 40 años de maltrato, más de 40 denuncias y varios intentos por separarse de su agresor.

Un caso que lo cambió todo, que reseteó la opinión pública y que abrió la puerta, por un lado, a leyes para proteger a las mujeres y, por otro, a que las mujeres que estaban sufriendo alzaran la voz.

Esta pesadilla incesante también la vivieron sus 11 hijos y 25 años después, su hija Raquel Orantes recuerda con orgullo a su madre.

"Mi madre luchó contra todo un sistema", ha dicho Raquel, que cree que su madre hoy estaría viva, pero en ese momento nadie la escuchó.

Ellos crecieron viendo la violencia como algo normal, una violencia que les aisló de toda la familia. Su madre intentó separarse de su exmarido, pero el juez le negó el derecho a divorciarse porque "no podía ver aun hombre llorar así por una mujer".

Raquel ha asegurado que al juez no le conmovió saber que uno de sus hermanos trató de suicidarse con 8 años, pero sí las "lágrimas de cocodrilo" de un hombre al que no ha querido llamar padre.

En el año 1996, Ana Orantes consiguió separarse pero tuvo que seguir viviendo con su exmarido, porque la única manera de divorciarse era "de manera amistosa". Eso sí, la casa tenía plantas independientes y solo compartían el jardín. Por ese motivo, el juez estableció que ambos podían vivir allí.

Raquel acompañó a su madre a la televisión cuando contó su historia, y ha explicado que salió de allí con sentimientos encontrados porque, por un lado, se había desahogado y había contado su verdad, pero, por otro, sintió mucho miedo.