Carlos Medina es el concursante más polémico del primer programa de Top Chef nos cuenta que su cocina es demasiado extrema al trabajar en el departamento de I+D de uno de los mejores restaurantes de Asia. El cocinero es un experto en gastronomía molecular y busca la explosión de sabores en la boca para llegar a la sorpresa. Sus compañeros le han puesto el mote de ‘Niño probeta’.