De hoy en un año

Luismi: “Tenga lo que tenga, me da igual”

Desde el primer día Luismi se sintió acompañado y arropado por la pareja de bailadores que le iban a enseñar flamenco.

Aprendió poco a poco los compases, algo que le costó un poco por el ritmo tan complicado de la musicalidad flamenca. Más adelante fue aprendiendo a zapatear con los pies y a afinar el braceo flamenco.

Por mucho que fuera difícil, nunca le faltó pasión. De hecho, como indica su profesora: “El flamenco es muy complicado, pero Luismi le pone mucha pasión y es trabajador. Me escucha bien”.

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