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Vidas arruinadas por la adicción: "Me quedé dormido con el niño en el coche y no me despertaba"

¿Cómo se engancha un alcohólico a la bebida? ¿y un drogadicto a la cocaína? Diego Revuelta nos trae hoy un reportaje muy duro con el testimonio de personas que han sobrevivido a dos de las peores adicciones que existen.

La primera de las historias es la de José. Alcohólico desde hace seis años, aunque ya lleva cinco meses sin beber. Empezó en la juventud, con las primeras salidas nocturnas. Pasó de no gustarle la cerveza a salir todo el fin de semana, después del trabajo, menú de mediodía... momentos que ocupaban su día a día y en los que fue introduciendo el alcohol. "Era como castigarme, dejar de pensar, ¿no? Sí, era como aislarme del mundo", justifica así el inicio de ese "camino oscuro".

Un antes y un después en el que entró en un bucle interminable: sin ver a su hijo, abogados, custodias, etc. "La separación de mi pareja con un niño pequeño fue como el detonante de... como que se te apagaba la vida, ¿no?", comenta. La bebida fue uno de los motivos y, a partir de ahí, es cuando empezó a beber con mayor frecuencia y en exceso. No importaba si había sido un día malo o un día bueno. Siempre bebía.

El peor momento de José

Cuenta en la entrevista que un día llegó al parking y, con su hijo dormido en el asiento de atrás, se durmió también en el coche. "Mi hijo se despertó y yo no me despertaba. No se sabía de mí hasta que me localizaron en el parking con el niño llorando".

José lleva un tiempo en tratamiento sin beber, aunque afirma que siempre va a ser alcohólico: "Siempre vas a tener esa batalla interna". ¿Lo más complicado? Perdonarse. Aunque espera hacerlo algún día con tiempo, tratamiento y ayuda.

El infierno de Arturo

Arturo es cocainómano. La última vez que tomó fue hace ocho mese, pero todo comenzó cuando tenía 24 años. "Probé en una fiesta, por primera vez, unas pastillas", dice. Y ese fue el comienzo de todo: "Se sentía muy agradable en el cuerpo todo esto, y fui probando varias sustancias".

Aunque la cocaína fue lo que le hizo engancharse. "Me proporcionaba autoestima, desinhibición y una falsa sensación de seguridad". Los que peor lo pasaron fueron, sin duda, sus familiares: "Mi familia estaba completamente deshecha por verme como yo estaba". Además, a ello se sumó la pérdida de grandes cantidades de dinero, entre 50 y 60 mil euros.