Camping ilegal

Pagar por vivir en una chabola en Ibiza: Los que no pueden aspirar a una habitación

Cientos de trabajadores viven en tiendas de campaña, chabolas y remolques en un 'camping' sin ningún tipo de servicio.

Una reja abierta nos da acceso a un solar sembrado de caravanas, tiendas de campaña adosadas y chabolas. Calcetines y ropa interior variada cuelga de cuerdas improvisadas. Lavadoras sobre la tierra e incluso inodoros en el exterior, junto a las paredes de lona y de madera. Esta imagen degradada es el hogar de casi un millar de trabajadores. Viven en chozas porque no pueden acceder a un piso en Ibiza. Ni siquiera a una habitación: “Te piden 800 euros por una”, dice una mujer asomada a su chamizo.

“Pagamos 750 euros al mes por esta choza”

Un hombre junto a su hijo está sentado en el “porche” de su caseta. Es mecánico de motos y trabaja en una oficina de alquiler de vehículos. Quizá alguna vez le haya entregado las llaves durante sus vacaciones en la isla. Vive entre cuatro tablas con su familia. Ellas se dedican a la limpieza o como camareras de hotel. “Aquí pagamos unos 750 al mes”. Otro trabajador nos responde desde el interior de la tienda de campaña que es su hogar. “Trabajo en la construcción. No hay habitaciones en Ibiza. Piden mil, ochocientos euros, imagínate”.

“Pagamos 750 euros al mes por esta choza”

Un joven carpintero nos invita a entrar en su chabola. Enrosca la bombilla y se hace la luz en un agujero de 20 metros cuadrados con cuatro literas y una letrina por la que paga 500 euros al mes. Ninguno de estos vecinos nos muestra un contrato, una factura, una transferencia… pagan directamente a un casero que no nos atiende aunque vive en una casa de la misma parcela. Cobra entre 500 y 700 euros por cada chabola y podemos contar varias decenas.

“Pagamos 750 euros al mes por esta choza”

Acampar en lugares públicos está prohibido. Por eso estos trabajadores pagan por vivir en un lugar así: un descampado con un dueño. Sin embargo sí que se puede pernoctar si se va cambiando de ubicación. Por eso muchos trabajadores optan por una casa con ruedas. Alejandro es auxiliar de enfermería. Trabaja en el hospital y vive en una vieja caravana: “es lo que me puedo permitir con mi sueldo de 1.360 euros”. Una técnica dental acaba de comprarse una autocaravana por 8.500 euros para tener un lugar donde vivir.

“Pagamos 750 euros al mes por esta choza”

Casos descabellados hay mil: Karla es profesora, con plaza fija. Vive en Palma de Mallorca y le compensa volar a diario hasta su colegio de Ibiza. Paga entre 600 y 800 euros al mes en aviones: “Yo lo hago todo el año, pero hay compañeros que hacen lo mismo cuando llega mayo. Tienen que marcharse del piso porque los caseros prefieren alquilárselo a los turistas”. Obtienen en un trimestre lo mismo que con un profesor durante todo el curso. Es el mercado.