LAS CARAS DE LAS CRISIS

Con más de 40 años y dos hijas mayores, vuelven a vivir con la abuela

Luis y Yolanda viven una difícil situación. A sus 40 años y con dos hijas la vida les ha llevado a algo que cada vez es más habitual, volver a la casa de los padres. Todo ello gracias a que Pilar, la abuela, les ha podido dar un techo porque de no ser así se habrían visto en la calle.

Dicen que se sienten afortunados por tener un techo pero aseguran que han olvidado el significado de la palabra hogar. Yolanda y Luis construyeron uno, pero hace 3 años junto a sus dos hijas la crisis les golpeó y se quedaron en la calle. "Teníamos que elegir entre pagar el alquiler o comer y no era fácil decidir qué hacer", asegura la madre. Dos días antes y para evitar un desalojo por la fuerza, venden casi todos sus muebles y entran, con lo puesto, en casa de su madre. Pilar, la abuela, no se lo pensó dos veces cuando los vio en esa situación, pero asegura que la convivencia es complicada. "Hay poco espacio y tuve que deshacerme de cosas mías para que las niñas entraran en la habitación".

Especialmente dura es la situación para Luis, el patriarca de la familia. Al hecho de vivir en un lugar extraño, se le suma el sentido de la responsabilidad de no encontrar un trabajo. "Hay días que no me apetece ni levantarme. Salgo para echar currículums y para no molestar". Un día día dicen, triste. Lo peor, es que no podrán optar a una nueva vivienda pública. Según la ley, el hecho de haber disfrutado de una de ellas les excluye de esta posibilidad.

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