SEGÚN EL ATESTADO POLICIAL

El magistrado del TC realizó 10 veces la prueba de alcoholemia

La policía destaca en su informe que el magistrado del Tribunal Constitucional, Enrique López, olía a alcohol, tenía los ojos vidriosos, la boca pastosa y le costaba mantener la verticalidad. Según el atestado, cuadriplicaba la tasa de alcoholemia.

Una, dos y así hasta en 10 ocasiones. Son las veces que los agentes de policía tienen que repetir la prueba al juez del Tribunal Constitucional Enrique López para determinar su grado de alcoholemia. Son datos extraídos del atestado policial por un presunto delito contra la seguridad vial cometido por el magistrado. Los hechos ocurren a las 5 y diez minutos de la madrugada del pasado domingo en el centro de Madrid. A bordo de una motocicleta y sin casco, el juez se salta un semáforo en rojo del Paseo de la Castellana, esquina con la Plaza San Juan de la Cruz. Agentes de la policía nacional que patrullan la zona le dan el alto.

Se identifica como magistrado del Alto Tribunal mostrando evidentes síntomas de embriaguez. Al no tener competencias de tráfico, avisan a la policía local que se persona en la calle donde el magistrado está retenido. El parte de alcoholemia reseña que presenta ojos rojos y vidriosos, boca pastosa, desprende un fuerte olor a alcohol, sufre pérdida de equilibrio, habla de forma repetitiva y deambula anormalmente.

El juez acepta, inicialmente, someterse a la prueba de alcoholemia. Pero tras ser informado de cómo realizarla, interrumpe en dos ocasiones el soplido sin motivo aparente. Entre las 5:53 de la mañana y las 6:25 interrumpe la prueba otras 5 veces. Solo cuando los agentes le advierten que su actitud podría considerarse una negativa a realizar el test, lo ejecuta correctamente. El resultado es positivo. Presenta 1.12 miligramos de alcohol por litro de sangre espirado. Es decir, cuadruplica la tasa permitida. Doce minutos mas tarde, y tras otro intento erroneo, la prueba de contraste avala el positivo inicial.

El juez no es detenido, pero su vehículo queda inmovilizado. Horas más tarde reconocía los hechos alegando circunstancias personales que justificarían su actitud y presentaba su dimisión. A López se le imputa un presunto delito contra la seguridad vial por rebasar un semáforo en rojo y por conducir bajo los efectos del alcohol. Delitos para los que el código penal contempla pena de tres a seis meses de prision y retirada del permiso entre uno y cuatro años.

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