La historia de Francisco Luzón, el economista enfermo de ELA: "Preferíamos que fuese un cáncer"

Iba a coronar su carrera de éxito con una merecida jubilación. Pero apenas unos meses después de su retiro Francisco Luzón comenzó a sentir que algo no funcionaba en su organismo. Tenía ELA. Un golpe que le ha robado la voz pero que no le va a quitar la palabra para y visibilizar esta devastadora enfermedad.

Recuerda que fue detectando la enfermedad a lo largo del año 2014. "A medida que iban apareciendo ligeras fasciculaciones en mi boca y garganta y me iban haciendo todo tipo de pruebas. Yo seguía teniendo una cierta esperanza de que no fuera ELA. Incluso preferíamos que fuese un cáncer", sostiene.

Recuerda que en el primer trimestre del año 2015, un año largo después de la aparición de las primeras señales, la realidad confirmó que era ELA. "Ese año se nos fue rompiendo el alma por el dolor. Dolor y miedo, esos eran nuestros sentimientos", asegura.

Tras meses en shock por el diagnóstico tomó la decisión de no hundirse. "Quiero vivir con dignidad no renunciando a lo que había sido toda mi vida: un luchador y un transformador al servicio de la empresa y la sociedad", asegura.

Desde el punto de vista anímico se encuentra "fenomenal". Sin embargo, la situación física es distinta. "Toda mi alimentación la tomo a través de una sonda gástrica. Además, ya voy perdiendo fuerza muscular en algunas partes del cuerpo. Y eso implica que hago las cosas con más lentitud: el andar, el ducharme, el afeitarme, el vestirme.... y eso se traduce a que dedique todos los días más de tres horas que una persona sana a realizar ejercicios bucales y físicos".

Sobre el futuro, "tanto él como su mujer viven minuto a minuto el presente". "Me aferro a las mejores estadísticas", comenta su esposa.