CRIMEN DE ALMONASTER
Juzgan al hombre que ocultó los cadáveres de su mujer y su hijo durante 18 años
Genaró Ramallo declara ante el juez acusado del crimen de su mujer y su hijo hace 18 años. Asegura que su mujer le abandonó por otro y que él también le era infiel, pero dice no tener nada que ver con el crimen
Enterrados, ocultos en una finca, en plena sierra de Huelva. Así permanecieron sepultados durante 18 años los cadáveres de Mari Carmen y su hijo Antonio, en una zona de difícil acceso a la que solo se puede llegar a pie. El propietario de la finca Genaro Ramallo es un profesor de matemáticas de 52 años, boliviano. Y lo más imporante, pareja y padre de las víctimas.
El presunto asesino, acusado de decapitar a su familia y luego enterrarla es un hombre que ha logrado mantener durante casi 2 décadas su coartada, a pesar de que jamás denunció la desaparicón de su mujer. Sostuvo siempre ante la policía y sus vecinos que ella le abandonó por otro hombre. Algo que nunca convenció a los agentes.
Era Genaro quien tenía una doble vida y así lo confiesa en una carta escrita de su puño y letra. Una carta que mandó al periódico Odiel información 3 días antes de ser detenido en Toulosse, donde marchó curisamente nada más retomarse la búsqueda de Mari Carmen y el pequeño Antonio.
En esta misiva, Genaro Ramallo asegura no tener nada que ver con el crimen pero sí confiesa ser un marido infiel. "No soy un uxoricida y menos un infanticida. Como pareja y marido, pésimo. La infidelidad me ha perseguido siempre como túnica de hierro por todos mis caminos. En la época de los luctuosos hechos, yo compartía mi vida entre dos casas y dos mujeres y aún no sé por qué extraña matemática sacaba tiempo para ocasionales deslices".