Okupas

La invasión okupa en una piscina de Málaga: "No podemos disfrutar de la comunidad y corremos riesgo de agresiones"

Una urbanización situada en Manilva sufre las consecuencias de una convivencia insoportable debido a la invasión de sus viviendas y zonas comunes por okupas.

Impactantes unas imágenes que llegan a Espejo Público de una urbanización en Manilva, Málaga. Hasta ahora, los okupas de la urbanización sembraban el caos y el terror, concretamente, 30 viviendas de las 90 que la componen estaban okupadas. Sin embargo, los recientes desalojos provocaron que los vecinos sintiesen confianza suficiente como para reabrir la piscina de la urbanización. Tiempo les ha faltado a los okupas restantes para hacerse con ella a pesar de los candados puestos por los vecinos para tratar de evitar esa situación. Éstos no dudaban en saltar la valla que rodea la piscina y disfrutar de las instalaciones como un vecino más. Incluso se pueden distinguir en las imágenes mujeres portando un niqab, escondiendo así su piel.

¿Cuál es la situación?

Cuatro años son los que los vecinos han tenido que soportar esta situación. La okupación de casi la mitad de sus viviendas les sumía en una situación de frustración y desesperación. A día de hoy, las viviendas desalojadas están tapiadas, tanto puertas como ventanas, e incluso se han instalado alarmas. Del interior de las viviendas se extraen todo tipo de prendas de ropa, basura, electrodomésticos, sillas, bebidas alcohólicas e incluso juguetes de bebés. Algunos se permitían además el lujo de vivir con gatos y perros. Las condiciones en las que viven estas personas son completamente insalubres, dejando como pista un hedor difícilmente soportable.

La sensación de abandono y suciedad es notable. Incluso se pueden distinguir las marcas de dos impactos de bala en el portón de una de las viviendas okupadas. Según los vecinos, se produjeron cuando se celebró el mundial. A día de hoy, todavía quedan 20 viviendas por desalojar. El abogado de uno de los propietarios espera que se proceda al desalojo en las próximas semanas. Llegaron a ofrecer a los okupas mil euros para que se fueran de manera pacífica, pero sostienen que "tienen derecho a quedarse", de modo que la vía judicial está siendo la solución.

Temor entre los vecinos

La situación vivida en esta urbanización es límite. Tanto que los okupas no se dignan a hablar con los periodistas y los vecinos también deciden no hacerlo porque tienen miedo. "Es inaguantable" dicen, "No podemos disfrutar de la comunidad y corremos riesgo de agresiones, amenazas y ya ha habido altercados graves como un tiroteo". Declaran que en cuanto se abrió la piscina se encontraron ya a "20 ó 30 personas metidas en el agua". "Les llamamos la atención y nos amenazaron a los propietarios. Aquí ayuda no hay por parte de nadie". Se palpa la desesperación en esta urbanización. Sienten inseguridad en su propio hogar, se sienten amenazados y sospechan que está habiendo una actividad de tráfico de drogas.

Los vecinos del municipio tampoco quieren dar la cara. Temen que, aunque se esté llegando al fin de un calvario de cuatro años, temen que el problema se desplace. Los okupas desalojados han localizado otras viviendas vacías por la zona y ya están dentro. Reclaman, por lo tanto, una solución real.