Inmigración

En El Hierro hay más de 200 cayucos sin destruir: "Ha sido una locura"

Entramos en el depósito de cayucos de Arinaga, donde hay más de 60 barcazas a la espera de ser destruidas.

A un ritmo de 6-7 cayucos diarios, la empresa TRAGSA realiza la labor de destrucción de estos barquillos de madera y fibra que en los últimos meses no han parado de llegar a las costas canarias. Esta empresa pública, subcontratada por el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, es la encargada de deshacerse de lo que queda después de que cientos de migrantes lleguen a puerto.

Nos atiende Julián Muñoz, coordinador en Gran Canaria, quien hace un recuento rápido y nos dice que habrá entre 60 o 70 cayucos aun en Arinaga sin destrozar. Utilizan maquinaria industrial para trocearlos lo más que pueden y que luego puedan ser trasladados en contenedores hacia península, donde probablemente serán incinerados, al ser considerados un residuo contaminado.

Cuesta destruirlas

Entre barcos de madera y de fibra, algunos pintados de colores, Julián nos confiesa que le impresiona el tamaño que tienen: "cuando los ves de cerca es cuando te das cuenta de por qué viene tanta gente ahí dentro". Doce o trece metros de largo y hasta 3 metros de profundidad, donde es difícil imaginarse cómo pueden pasar varios días en el mar cientos de personas prácticamente apiñadas.

"Llevan hierros de arriba abajo y cuesta destruirlas", cuenta Julián. Al ser de madera, y si tienen alguna brecha por la que se inundan, su peso aumenta tanto que se van al fondo. Hay varias en Arguineguín que están pendientes de ser retiradas.

"En El Hierro ha sido una locura"

En el 2006, cuando la crisis anterior, ya estaba Julián en la empresa y recuerda cómo hubo que destruir cientos de cayucos pero reconoce que esta vez ha sido peor. En la isla de El Hierro también hay un depósito donde almacenan los que no se pueden trocear fácilmente y son actualmente más de 200 cayucos. "Lo de ahora es una auténtica locura", concluye Julián.