Crimen Castro Urdiales

Un experto explica porqué entre los 13 y los 15 años hay más probabilidad de matar

Los psicólogos apuntan que todos somos violentos en mayor o menor medida y que los antecedentes vitales de los niños de Castro Urdiales podrían ser claves en el caso.

Hay muchos factores que pueden explicar porqué una persona mata a otra, pero según Juan Ramos Cejudo, Doctor en Psicología y CEO de MindGroup, los crímenes empiezan a producirse entre los 13 y los 15 años. Ha explicado cómo se desarrolla el cerebro de los niños, "de atrás hacia delante", y cuestiones como la ética o la moral se desarrollan más tardíamente. Los jóvenes necesitan más autocontrol y por eso el experto asegura que hay que tenerlo en cuenta. Los datos lo demuestran. Cejudo ha aportado cifras de la Universidad de Cambridge que demuestran que la edad en la que más crímenes se producen es entre los 13 y los 15 años.

El autocontrol se hereda

"Todos somos violentos en mayor o menor medida" dice Cejudo, pero esta falta de control tiene un componente de heredabilidad importante que hay que tener en cuenta. Es decir, si sus padres tienen este tipo de rasgos es más probable que los hijos lo tengan también.

La falta de información sobre sus orígenes y sus progenitores dificulta establecer una causa. El Doctor asegura que "no sabemos qué pasó los años en los que convivieron con sus padres, sus experiencias previas y nos falta información". Y para él es clave también, como decíamos, no tener datos sobre ciertos rasgos como el autocontrol ni qué pasó durante el embarazo de la madre o con sus padres biológicos.

A los padres que adoptan les preocupa la falta de apego

"Es algo que nos consultan los pacientes en la consulta, cómo conseguir crear apego con sus hijos adoptados" ha comentado Cejudo a Susanna Griso. Dice que establecer el apego no es fácil pero se consigue y que las experiencias traumáticas previas que hayan podido tener los niños adoptados también influyen en su carácter.

¿Son recuperables estos niños? "Sí", responde tajante Cejudo. "Hay que partir de la hipótesis de que los menores son recuperables" porque asegura que su cerebro es plástico y moldeable y pueden superar estas conductas. Eso sí, con mucho trabajo a nivel psicológico y sociológico, zanja el experto.