Viruela ovina
El duelo de los ganaderos manchegos: 40.000 ovejas manchegas sacrificadas por la epidemia de la 'viruela ovina y caprina'
La enfermedad no se transmite al ser humano, pero si se detecta en una granja es necesario sacrificar a todos sus animales. La Junta de Castilla La Mancha ha ordenado la cuarentena de las explotaciones de las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Toledo y Albacete
Pablo conduce un camión cisterna que carga cada día con un tesoro: Leche de oveja para la elaboración de queso manchego con Denominación de Origen. Pero estas semanas están con el corazón en un puño. Cuando llega a la explotación de José Luis tiene que esperar a que éste desinfecte por completo su camión antes de acceder a la granja. Lo hace con el viricida de mayor espectro del mercado en un intento de que la temida viruela de la oveja no contagie a su rebaño de 500 ovejas puras manchegas.
José Luis no puede evitar las lágrimas cuando piensa en sus vecinos ganaderos que han tenido que sacrificar a todos sus animales. Sólo en Castilla la Mancha se ha dado muerte ya a 40.000 ovejas y cabras, el último brote se ha producido hace sólo unos días en Alcázar de San Juan: 8.000 corderos al matadero y posteriormente destruidos. Con su fumigadora, José Luis rocía de viricida el camión también a la salida. No permite que el periodista acceda al redil. Sólo puede hacerlo el conductor del camión con su respectivo EPI y él mismo.
José Luis: “Cada ganadería que se sacrifica es un duelo. Como cuando fallece un familiar. Porque las ovejas son nuestra vida, junto con nuestra familia”
La viruela ovina y caprina afecta mortalmente al animal, pero no se transmite al ser humano. No hay vacuna disponible. Cuando se detecta en una explotación, hay que acabar con todos sus animales. Las provincias más afectadas son Cuenca y Ciudad Real. Toda la Comunidad tiene impuesta una cuarentena que impide el traslado de animales salvo si se dirige al matadero. José Luis nos cuenta cómo entró el virus en esta Comunidad: “El origen está en Marruecos, de donde se importaron ovejas en Granada. Y de allí, a Cuenca y el resto de la Comunidad”.
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“Fandi” tenía 1.800 ovejas manchegas. Hace menos de un mes hubo que sacrificar el rebaño entero. “Yo he estado llorando durante una semana”, lamenta a la vez que asegura que “el queso manchego corre peligro, porque la solución que se está adoptando es matar, y matar y matar”. Por cada oveja sacrificada la Administración les entrega unos 80 euros, algo que califica de insuficiente: “¿Y qué pasa con los trabajadores que se han ido a la calle?”. Además la cuarentena les impide volver a levantar una explotación ganadera durante al menos 6 meses: “Tendré que dedicarme a otra cosa”, murmura Fandi mientras nos muestra la inmensa nave vacía: ”fíjate en este silencio. Aquí nunca ha habido silencio. Mira -nos muestra el vídeo de una oveja amamantando a dos corderillos- ésta oveja era un cañón. Es la última que sacrificamos y la grabé como un recuerdo…”. Fandi mide 1,80 m. y es tan robusto como requieren las labores del campo. Vemos que no exageraba al decir que estuvo llorando toda una semana.