Drogarse en el trabajo: "Contaba mi nómina en gramos de cocaína"

Tres gramos de cocaína, un poco de cannabis y tres litros de cerveza. Unos 200 euros al día. No hablamos de la insana dieta de un adicto de fin de semana, sino de lo que tomaba a diario Miguel Ángel durante su jornada laboral. Hundió su propia empresa tres veces y a punto estuvo de perder a su familia. Hoy, cinco años y cinco días después de la última "raya" puede decir con orgullo que “sigo siendo adicto recuperado. Eso no se puede olvidar, porque en el momento en que lo olvidas estás muy cerca de volver a consumir”.

“En una cocina de treinta trabajadores, consumíamos siete”

El consumo de drogas en el ámbito laboral es más común de lo que podría parecer. Ramón consumía cocaína en la cocina del restaurante con estrellas Michelín en el que trabajaba. “En una cocina de treinta, consumíamos siete personas. Creíamos que nos aportaba ser muchísimo más creativos, aguantar muchas más horas…”. Ahora dirige el centro de rehabilitación Tibbon en Granada. Asegura que su experiencia como adicto que lleva ya veinte años sin consumir es lo que más puede aportar a quien quiera dejarlo.

Un agente de la ley: “consumía cocaína con algún compañero en los operativos”

Miguel Ángel era técnico. Ramón, cocinero. En principio, “sólo” destrozaban sus propias vidas, pero… ¿y si quien consume en su trabajo es quien tiene que protegernos? Paco (nombre figurado) es agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Hasta hace cinco años patrullaba con hasta tres gramos de cocaína en el cuerpo. “Ponía en peligro mi vida, la de mis compañeros y la de las personas a las que tenemos que auxiliar”. Consumía, asegura, para obtener “ese plus de valentía o que crees que es valentía para afrontar la situación. Y no era el único: “consumía con algún compañero en los operativos, y era la forma que teníamos de afrontar ese operativo”. Paco estuvo de baja veinte meses por adicción. Recibió el apoyo de sus superiores, pero asegura que los protocolos son ineficientes: “el mismo psiquiatra te está tratando con benzodiacepinas”.

[[H2:Jueces, abogados, pilotos de líneas aéreas, profesores, transportistas…]]

Alberto manejaba maquinaria pesada. Transportaba bobinas metálicas de cinco toneladas… con el cuerpo saciado de cocaína: “me daba ese punto de que podía hacer el trabajo más deprisa. Yo contaba mi nómina por gramos. Cuánto podía comprar con lo que ganaba. Y ese importe se destinaba sólo a la compra de droga: ni casa, ni recibos, ni compra… Eso se tradujo en trapicheo, ruina, pérdidas recurrentes de memoria, esterilidad… Ahora es terapeuta del Instituto Castelao de Málaga, por donde pasan jueces, pilotos de líneas aéreas que consumen en la cabina del avión, profesores, transportistas, abogados… todos consumidores en sus horarios de trabajo. Rafael, abogado, consumía para vencer el miedo a no dar la talla. Cuando habla a cámara le avisamos de que quizá esté viendo la entrevista algún cliente, y que piense en prescindir de sus servicios: “asumo el riesgo porque está por encima darle visibilidad a esta enfermedad y contar que hemos podido salir de ello”. Lleva diez años sin consumir.

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