Huracán Milton

Dos primas cuentan cómo viven el "horrible" Huracán Milton: "Sentí que el techo iba a caerse"

Jennifer y Natasha viven en Florida, donde el huracán está azotando fuerte y ya se cataloga como uno de los mayores jamás registrados.

En Tampa, una de las principales ciudades costeras de Florida, vive Natasha. Se prevé una fuerte marejada ciclónica, es decir, que parte de la zona costera quede gravemente inundada. Por lo que las autoridades decidieron evacuar la zona. Natasha se encuentra en un refugio habilitado por la Policía, y desde ahí ha conectado con Espejo Público.

La prima de Natasha, Jennifer, vive cerca de Orlando, más en el interior de Florida, con sus dos hijos y su marido. Al estar lejos de la costa, a Jennifer no la han evacuado, pero el ojo del huracán se prevé que pase muy cerca de su casa, viviendo así todos los efectos: “ahora está azotando fuerte, el viento se siente, ha caído parte del techo, el agua se ha filtrado por parte de la casa”, nos cuenta, cuando aún falta la mitad para que el huracán se aleje.

Sin dormir, debido a que la hora de la entrevista fue a las 3 de la madrugada, hora de Florida, Natasha tuvo que acercarse a la luz de emergencia debido a que en el refugio se quedaron sin electricidad. Por las ventanas puede ver como la Policía tiene acordonadas las calles porque “están inundadas de agua”. Otro de los grandes efectos que sintió fue las rachas de viento, que según Natasha fueron muy fuertes: “sentí que el techo iba a caerse”, dice.

Con ella se encuentra su hijo de 3 años, al que nos asegura que se encuentra muy asustado, aunque se empezaba a calmar porque creían que “lo peor ya había pasado”. Su marido, que pertenece a la Guardia Nacional, tuvo que ser desplegado en las peores zonas para rescatar a la gente, junto al ejército: “él me dijo que me fuera al refugio de la Policía que allí me iban a cuidar”, aunque asegura que no saben cuándo podrán regresar a sus casas.

Un hijo con Trastorno del Espectro Autista (TEA)

Por su parte, Jennifer, que sigue en su casa con su marido y sus dos hijos, se muestra asustada por “escuchar el techo volar y por cómo pega el viento en las ventanas". Uno de sus hijos pequeños tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA). Jennifer cuenta que él no sabía muy bien lo que ocurría, pero que “cuando sentía el viento no se podía dormir, se quejaba y lloraba, pero no habla. Así que le leímos cartillas, le enseñamos fotos de lo que estaba pasando, pero no creo que esté al tanto”. Jennifer cree que de momento el hijo se muestra calmado porque no se les ha ido la luz: “yo creo que si se va la luz, ahí es cuando le afectaría mas y sería mucho mas fuerte”, concluye.