Concentraciones en Ferraz

La denuncia por lo que sucedió en Ferraz en Nochevieja será desestimada y archivada, según varios juristas

Odiar no es un delito contemplado en nuestro Código Penal. Así lo explican varios juristas consultados por el programa de Espejo Público.

La pasada Nochevieja, un grupo de personas de la órbita de Vox se congregaron frente a la sede del PSOE y ahorcaron y apalearon a un muñeco que representaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El pasado lunes, los socialistas anunciaron que emprenderían acciones legales contra los participantes y convocantes de esta concentración, puesto que consideran la acción como un delito de odio.

Pero los juristas que ha consultado el programa de Espejo Público no tienen tan claro que esa denuncia llegue a término con éxito. Según ellos mismos han confirmado, odiar no es un delito. Lo que sí se considera delito en nuestro Código Penal es incitar al odio.

Hasta cuatro años de cárcel puede ser la pena a la que tengan que enfrentarse en España quienes promuevan odio, hostilidad o violencia contra grupos, o personas por motivo de raza, sexo, religión o ideología. El Artículo 510 lo recoge de esta manera: "Serán castigados con una pena de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a doce meses quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otros referentes a la ideología, religión o creencias".

Pero hay que añadir un matiz importante: la jurisprudencia solo admite este tipo de delitos si las víctimas pertenecen a un colectivo vulnerable. Por ejemplo, en el caso de los menores no acompañados. El pasado septiembre se condenaba a siete personas en Melilla por publicar mensajes racistas contra los menas en las redes sociales.

Pero los juristas han asegurado que, en los casos donde el objetivo de estas acciones no se considere grupo vulnerable (partidos políticos, el presidente del Gobierno, el Rey e incluso colectivos como las Fuerzas de Seguridad), lo más habitual es que la denuncia como delito de odio se archive.

Otros casos de este tipo han quedado en nada. Por ejemplo, el rey Felipe VI, en una de sus visitas a Cataluña, fue recibido por los CDR con un muñeco ahorcado en la carretera simulando al monarca, y no hubo consecuencias. En otra ocasión surgió un vídeo muy polémico de un hombre dando tiros con su escopeta a dianas con fotos de políticos como Sánchez, Irene Montero o Pablo Iglesias. Tampoco triunfó ninguna denuncia en este caso.