SUPONE UN GRAVE RIESGO PARA LA SALUD
La cirugía doméstica, cada vez más extendida
En la trastienda de un locutorio, en el almacén de un bar o en su propia casa. En esas condiciones realizan empastes, implantes de silicona y una gran cantidad de intervenciones ilegales. La cirugía doméstica está mucho más extendida de lo que podamos imaginar.
Marisol fue detenida en 2009 por realizar estas prácticas ilegales. Durante más de 20 años estuvo inyectando silicona líquida sin tener ninguna titulación médica ni sanitaria. En su propio domicilio esta transexual de 63 años, realizaba dos tipos de intervenciones: aumento de pecho y de nalgas. A menudo utilizaba anestesia local e inyectaba silicona líquida no apta para este tipo de intervenciones. Además, lo hacía utilizando pistolas veterinarias.
En su piso, pequeño y sucio, donde convive con 3 perros, un gato y un loro, realizaba las operaciones de estética con tan sólo un poco de alcohol para limpiar, y unas agujas reutilizables. "En el sofa, con una sábana blanca, atendía", asegura. "Nadie tenía esta titulación, solo hacía falta un poco de maña y ya está". Su popularidad y el bajo coste de sus intervenciones, entre 250 y 500 euros, llegaron a atraer a clientes de toda España.
Este otro caso, en Murcia, se produjo en mayo de 2007. Un locutorio de telefonía le bastó a un falso odontólogo para engañar a sus clientes. Utilizaba como sillón una hamaca de playa, como mesa para los utensilios el mueble de un televisor, y como lámpara para intervenir un simple flexo. Manipulaba la boca de sus pacientes sin guantes y sin ningún tipo de medida higiénica.
La proliferación de estos negocios clandestinos supone una grave amenaza sanitaria. La actuación de individuos sin cualificación profesional puede desembocar desde la transmisión de enfermedades víricas, como el sida o la hepatitis, hasta desarrollar un cáncer como reacción a un incorrecto tratamiento.