Macrourbanización de Seseña

Caída y auge de la ciudad de 'El Pocero': Imposible encontrar casa en alquiler

La que fue considerada urbanización fantasma alberga ya a más de 5.000 familias. Los precios de la vivienda en Madrid obligan a estos nuevos vecinos a buscar vivienda en la provincia de Toledo.

Lo ha sido todo en materia inmobiliaria: símbolo del boom, imagen de la debacle del ladrillo y ciudad fantasma con la coletilla “del Pocero”. La macro urbanización que ideó Francisco Hernando en un secarral de Seseña vive una edad dorada con casi todo vendido. Las cifras hablan solas: 5.000 familias, 12.000 empadronados y 16.000 residentes moran en estas moles contiguas de ladrillo.

“Hace tres años se podía encontrar casa fácilmente aquí. Ahora es casi imposible”

Vanesa llegó a esta urbanización toledana hace tres años. Como la gran mayoría de los vecinos, huyendo de los precios de Madrid. No le costó trabajo conseguir vivienda por 150.000 euros. Cuatro habitaciones, trastero, garaje, piscina… Asegura que ahora le resultaría imposible encontrar lo que considera que fue una ganga.

Vender la casa con inquilino y sin publicar el anuncio

En este mar de torres idénticas hay cinco inmobiliarias. Mónica se instaló por su cuenta tras trabajar para una de ellas. El negocio era incesante y hoy tardan menos de un mes en despachar cada piso que sale a la venta: “el último lo hemos vendido con el inquilino dentro y sin siquiera publicarlo”. Eso sí, no busque alquiler: “Ahora mismo no tengo nada, cero. Encontrar algo es tener mucha suerte”. La que han tenido Rafa y Lydia, que por 750 viven en un ático con garaje, piscina y trastero. 100 metros cuadrados de felicidad, porque saben que “no hay oferta y lo que puedes encontrar ya es carísimo”.

José ha montado cinco negocios y ha comprado tres pisos en Seseña

Bajo los soportales de cada bloque hay decenas de locales comerciales. José ha montado ya cinco negocios. Nos muestra uno de sus bares. Empezó con 80 metros cuadrados y ha ido ampliando hasta los 400. También tiene tres pisos en “El Quiñón”: “compré el primero por 48.000 en 2016, y su precio inicial cuando lo hizo ´El Pocero´ era de 190.000”. José aprovechó la debacle del ladrillo, cuando los pisos cayeron a plomo. Hoy podría vender esos pisos por más del triple. Recorremos con él esta ciudad levantada en la nada con edificios en construcción, cinco colegios e instituto. Tiene claro que aún hay negocios por montar: “faltan estancos y locales de apuestas”, dice, mientras admite que en Seseña ya es difícil incluso alquilar una habitación.