La batalla de Sergio contra la okupación de su casa: "Mi inquiokupa no me paga, pero viaja a Disneyland"

Sergio empleó los ahorros de más de 13 años de trabajos de todo tipo - desde árbitro deportivo, hasta guía taurino, pasando por profesor particular - en la compra de una vivienda de la que tiene que pagar todos los gastos pero no puede disfrutar, ni siquiera ve próximo recuperarla.

María José, la inquilina que ahora es una okupa, cumplió los cinco años de contrato en julio. En lugar de abandonar la vivienda como le correspondía, advirtió a Sergio, el propietario, que no se iba a ir, alegando que el piso "ya era suyo".

Sin importarle en absoluto cómo esto podría afectar a Sergio, le envió un mensaje por WhatsApp, con tono vacilón, amenazando a Sergio con que se le iba a hacer muy difícil echarla. ¿La razón? Pues que tiene dos hijos y viven en el piso okupado con ella.

"Con mis hijos no me vas a echar a la calle"

La frustración de Sergio es inmensa. La inquiokupa tiene trabajo y recibe ingresos pero, sorprendentemente, ha decidido dejar de pagar al propietario. Eso sí, no se priva de otros lujos. Podemos ver en sus redes sociales todo tipo de actividades que conllevan cargos económicos, como sus salidas a restaurantes con amigas o sus viajes. Uno de ellos, París, donde ha estado visitando Disneyland con sus hijos.

Sergio está desesperado. Sigue pagando la hipoteca, tiene una deuda de 5.000 euros y, además, tiene que pagar los suministros. Como solución, se ha tenido que ir a vivir a Polonia con su mujer porque le resultaba imposible encontrar vivienda en Madrid.

Quiere volver a su casa. Se siente impotente porque la ley no le ampara. A causa de esta desquiciante situación, Sergio sufre ansiedad, depresión y psoriasis por distintas zonas del cuerpo.

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