TESTIMONIO DEL EXPRESIDENTE DE 'POCOYÓ'
La bajada a los infiernos del creador de Pocoyó: De vivir como un multimillonario a subsistir con la caridad
Que la vida no es un dibujo animado, lo comprobamos todos a diario. José María Castillejo vivió por y para uno de ellos, que le aupó al éxito: Pocoyó, el dibujo animado que triunfó entre millones de niños. Hoy este empresario está arruinado, asegura que vive de la caridad de su familia y se enfrenta incluso a una pena de cárcel.
Arruinado, en medio de un galimatías financiero y judicial que él atribuye a una "trama de corrupción". Acusa al poder judicial de al menos dos países (España y Panamá), a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, a grandes bancos y a algunos de sus principales exsocios, especialmente al empresario mexicano Miguel Valladares, hoy accionista mayoritario de Zinkia. Con muchos ha acabado pleiteando, incluida la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
"Cuando las multinacionales vieron que les iba a hacer daño hicieron todo lo posible para pararle"
José María Castillejo expresidente de la empresa 'Pocoyó' considera que convirtió algo que no existía en número uno mundial compitiendo con Disney, Warner y todas las grandes multinacionales de la industria del entretenimiento. Pocoyó estaba destinado a ser el nuevo Mickye Mouse. "Para eso había que asumir riesgos" reconoce. Cuando las multinacionales vieron que les iba a hacer daño hicieron todo lo posible para pararle, relata.
Considera que ha sido víctima de una trama de corrupción y que la camorra italiana se queda corta con lo que él ha vivido. La CNMV se niega a investigar los hechos pese a que, según el empresario, se han cometido distintos delitos. Actualmente tiene deudas de más de 20 millones de euros cuando le quitaron un patrimonio, que según establece, superaba esa cifra con creces.
"Actualmente vive en Vallecas y subsiste por la caridad de su familia"
Su calvario económico comenzó cuando la empresa Zinkia convocó una subasta de modo ilegal con el patrocinio de una jueza. En esa subasta las acciones se cambiaron de nombre y a estas se le modificó el ISIN (un código que equivale a la matrícula de las acciones). Al comprador se le entregaron unas acciones que no eran las de Pocoyó pero el banco sí se las entregó y de esa manera consiguieron echarle de la presidencia de la compañía, de la que llegó a tener un 90%.
El empresario pone de relieve prácticas corruptas de determinados jueces que han llevado su caso. Ha interpuesto incluso una querella criminal por prevaricación y falsedad documental contra dos juezas ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid que ha sido aceptada a trámite. Asegura además que hay una Sentencia que ha anulado la Junta General en la que su socio se hizo con el control de la compañía.
Después de su naufragio económico Castillejo vive en Vallecas y económicamente subsiste con un sobre que le pasa su familia. Pese a que si situación económica no es la mejor mantiene el ánimo fuerte y está dispuesto a batallar y reinventarse.